Con su Le Locle Régulateur, Tissot lleva una leyenda del patrimonio relojero suizo a la muñeca. En efecto, los relojes reguladores son un referente directo a los grandes relojes de taller que, en la época, permitían a los relojeros comprobar la precisión de la marcha de los relojes que ensamblaban. En los siglos XVIII y XIX, las normas de precisión estaban lejos de la práctica actual. Las diferencias en la precisión se medían en minutos más que en segundos. Por ello, la aguja de los minutos era más larga que de costumbre y, sobre todo, estaba sola en el centro de la esfera. Para un regulador, horas y segundos eran entonces de menor importancia. Unas estaban en la parte superior de la esfera y los otros a las 6 horas.
Surgido dentro de la línea Le Locle, que reúne los modelos mecánicos más clásicos y logrados de la casa, este regulador propone una lectura original de la hora. El Tissot Le Locle Régulateur refleja también una idea de elegancia, ligeramente desfasada, que apela a la emoción de los coleccionistas.
El movimiento de este reloj es de cuerda automática con funciones de horas descentradas, minutos, segundos y fecha. La caja es de acero o bicolor con tratamiento PVD de oro amarillo u oro rosa. Mide 39,3 mm. La esfera puede ser plateada o negra. Los minutos están en el centro, el contador de las horas a las 12 horas y el pequeño segundero a las 6 horas. La correa es de piel o brazalete de acero con cierre desplegable.