El cronógrafo es la complicación con más demanda actual en el mercado, con permiso de los calendarios simples, y ha servido para que Montblanc tenga un vínculo fuerte y preciso con Minerva. Esta legendaria manufactura suiza fue incorporada a la estructura de la marca de Hamburgo en 2007 y, poco a poco, se ha fusionado con su idiosincrasia hasta crear un ente único e inseparable.
Este enfoque se volvió claro en el Salón Internacional de la Alta Relojería (SIHH) de Ginebra de enero, donde la firma desveló un rediseño radical de su colección TimeWalker. Originalmente posicionado como un reloj urbanita y elegante, TimeWalker pasó a ser la apuesta deportiva de la casa con sustento en la legitimidad que disfruta la herencia de Minerva.
La estrategia fue evidente en especial en el modelo Rally Timer, inspirado en el cro- nómetro del mismo nombre lanzado por Minerva en 1960. Montblanc lo actualizó de manera muy original con un diseño que permitía usarlo como reloj de pulsera, de mesa o de bolsillo. El Rally Timer ampliará su oferta en 2018 con una nueva versión con carátula “panda”. Se denomina así a los cronógrafos deportivos surgidos en los años 60 cuyos contadores contrastan con la esfera para garantizar una mejor lectura de los tiempos. En este caso es una disposición “panda” invertido, pues la carátula es negra y los totalizadores blancos.
Más allá de esta mejora de la legibilidad, la disposición “panda” refuerza la imagen deportiva de la pieza y su carácter retro, enfatizado con una correa de piel envejecida de becerro en color café Sfumato.
También con diseño “panda” aunque original (contadores negros y esfera blanca), se presenta el nuevo TimeWalker Manufacture Chronograph. Al interés que despierta su estética suma el nuevo mecanismo MB 25.10 hecho por Montblanc y que se caracteriza por el uso de rueda de pilares y embrague horizontal. Los detalles de sus acabados son visibles a través del reverso con cristal de zafiro ahumado de la caja de 43 milímetros en acero.
Pero la relación de Montblanc con los cronógrafos va más allá de TimeWalker. En 2018 se celebrará el vigésimo aniversario de la colección Star Legacy, momento ideal para darle un tratamiento acorde a la visión actual de la casa.
Star surgió con un estilo clásico opuesto a TimeWalker. Sin embargo, la herencia de Minerva ha vuelto a influenciar el presente de esta línea. Se ha recurrido a los relojes de bolsillo de la manufactura, como el Golden Hunter de 1927, cuyas formas puras y redondas son transmitidas ahora al Star Legacy Automatic Chronograph.
La carátula blanca inmaculada demuestra el equilibro que caracteriza a la relojería tradicional. Los detalles han sido cuidados, ya sea el tono azul de las manecillas, la corona tipo cebolla típica de los antiguos Minerva o el guilloché en forma de la estrella de Montblanc que preside el contador de las 12 horas.
El mecanismo de cronógrafo es de carga automática y despliega indicador de fecha. El salto de calidad que han experimentado las creaciones de Montblanc se evidencia en las correas, hoy en día hechas con la piel de los talleres de la Pelletteria que la casa tiene en Florencia, Italia.
En 2008, Montblanc hizo su entrada en el venerable grupo de manufacturas relojeras con la presentación de un modelo Nicolas Rieussec con su primer movimiento propio. Aquel mecanismo de cronógrafo fue creado incluso antes de que Minerva formara parte de la firma. En la última década, Nicolas Rieussec ha sido uno de los emblemas de la marca, con un diseño original inspirado en el invento del relojero francés homónimo del siglo XIX, que le valió en 1822 la obtención de la patente del cronógrafo por parte de la Académie des Sciences de París. Pero este reloj no se había actualizado recien- temente porque el enfoque estaba puesto en otras colecciones.
La tendencia cambia ahora con la incorporación del mecanismo Nicolas Rieussec a la línea Star Legacy y lo hace con una elegante puesta en escena, que incluye la renovación del diseño de la caja y una disposición diferente de la esfera.
En Star Legacy Rieussec Chronograph hay un puente elevado más sobrio sobre los discos que marcan el paso de los minutos y los segundos del cronógrafo, y una decoración en un bello guilloché que contrasta con los acabados azuré de los contadores del círculo horario. Mide 44.8 milímetros de diámetro, está hecho de acero y, además del cronógrafo, tiene fecha y segundo huso horario. Este reloj es una oportunidad magnífica para volver a disfrutar del calibre NM R200, uno de los más interesantes que ha presentado Montblanc en su cada vez más sólida trayectoria relojera.