Si la libertad es uno de los bienes que más apreciamos las personas, podemos decir que Raymond Weil es la historia de una de las firmas más poderosas del mundo. En un mundo dominado por las grandes corporaciones, Raymond Weil disfruta de la privilegiada condición de firma familiar independiente. El ‘milagro’ de Raymond Weil comienza desde el momento mismo de su fundación, en 1976, en plena crisis de la industria relojera. Las condiciones desfavorables que vivía por entonces la relojería suiza no fueron obstáculo para que el Raymond Weil creara aquel año la firma que aún lleva su nombre.
El proyecto funcionó y la mejora de la situación en los años siguientes convirtieron a Raymond Weil en un referencia de la industria suiza. Lo consiguió mediante un fórmula de gran calidad y precio accesible que triunfó en todo el mundo. Al fundador le sucedió su yerno, Olivier Bernheim, a los mandos de la compañía entre 1996 y 2014. Fue entonces cuando le relevó su hijo, Elie Bernheim, quien nos atiende por videoconferencia desde las oficinas de la firma, en Ginebra.
Abuelo, padre e hijo
Iniciamos la conversación hablando de su abuelo, alguien a quien Elie define como un gran emprendedor. “Mi abuelo fue capaz de levantar la compañía en un momento crítico y lo consiguió gracias a la red de colaboradores que tejió desde su inicios. Para él, la confianza era lo más importante y ahora podemos decir con orgullo que aún trabajamos con algunos de los colaboradores que tuvo Raymond Weil en la época de mi abuelo”.
De su padre, persona clave en el crecimiento y expansión de la compañía, Elie valora de él su capacidad de trabajo (“era un workalcoholic. Pasaba fuera de casa dos y tres semanas de cada mes”) y reconoce que siempre ha sido un gran apoyo para él, incluso ahora, que ya no viene de manera continua a la oficina, siempre encuentran un hueco para conversar. Pero esto corresponde al pasado, el presente es este joven, aunque ya experimentado, ejecutivo que ingresó en la compañía en 2006 y ocho años más tarde asumió el puesto de consejero delegado. Toda una responsabilidad.
A los mandos de la firma
“Lo hice en un momento bastante extraño de la industria”, confiesa Elie Bernheim. “Fue la época en la que los relojes conectados comenzaban a llegar al mercado y todo el mundo se vaticinaba lo peor. Había una gran sensación de inestabilidad. No era nuestro caso. Yo tenía plena confianza en nosotros. Teníamos un nombre fantástico y unas bases sólidas. Pero la incertidumbre era muy fuerte en el entorno. Lo que sí tuve muy claro es que debía dar un giro conceptual a la compañía para garantizar al menos los próximos 25 años de negocio”.
Elie se enfrentó al reto, tan común en las empresas familiares, de evolucionar sin perder las raíces. “Quieras o no, cuando asumes la dirección, estás aceptando una situación, incluyendo su catálogo, que tú no has elegido. Ocurre lo mismo que con la familia: nosotros no elegimos quiénes son nuestros padres o hermanos. Tu obligación consiste en aportar tu visión personal, pero sin destruir todo lo que la generación anterior ha construido durante muchos años y que la mayoría de las veces es un incentivo muy valioso”.
El nuevo rumbo con Freelancer
Fue un trabajo que le llevó años a Bernheim y que incluyó la dinamización de la distribución y una puesta al día del producto. “Creo que hemos hecho un trabajo muy bueno”, resume el directivo. “En estos años hemos construido una oferta muy consistente, con un diseño moderno y una política de precios coherente con la filosofía de la casa”.
El nuevo rumbo impuesto por Elie Bernheim tuvo su consecuencia más visible en la colección Freelancer, lanzada en 2007, un año después de su llegada a la compañía. “Fue mi primera decisión importante. Mi intención era rejuvenecer nuestra clientela con una línea que, en mi opinión, se adelantó a las tendencias que vinieron más tarde. Freelancer es una colección de estilo deportivo, pero desde la visión refinada y elegante que siempre hemos tenido”. Freelancer también supuso elevar el nivel técnico y la ubicación de Raymond Weil en el mercado.
Del cuarzo al mecánico
Un proceso que se ha mantenido hasta nuestros días. “Antes hablábamos los smartwatches y de la incertidumbre que su llegada produjo. La única solución que teníamos era distanciarnos cómo producto. Diferenciarnos. Y el mejor camino pasaba por refinar nuestra filosofía de relojería suiza tradicional, con un importante salto de nivel en mecánicos, materiales y diseño”. El trabajo ha dado sus frutos y, como apunta el directivo, el 70 % de las ventas actuales de Raymond Weil corresponde a relojes mecánicos, cuando hace diez años esta cifra era apenas del 30 %. “Esta medida implica un lógico aumento de los precios, pero aún nos mantenemos como una firma accesible, con un rango de precios que va desde los 1,500 a los 4,000 euros”, añade el directivo.
La producción actual de Raymond Weil ronda los 80,000 relojes al año. “Nos vamos a ceñir a ese número. Entre otras razones porque preferimos ser leales a nuestros proveedores, y eso significa mantener una constancia en la cadena de suministro. Como decía antes, esa una filosofía que instauró mi abuelo y que hemos mantenido mi padre y yo. Nuestros proveedores saben que no vamos a cambiar radicalmente nuestras peticiones de un año a otro. Es una cuestión de confianza”.
Aunque no hablamos de facturación, Bernheim sí que apunta que el 40 % de las ventas corresponden a la colección Freelancer, heredera de grandes éxitos anteriores de Raymond Weil como Parsifal, Tradition o Tango; esta última aún en catálogo. Elie es optimista ante el futuro de la compañía. “Como firma familiar, no tenemos que rendir cuentas a otros socios inversores ni repartir dividendos. Invertimos todos los recursos en garantizar la viabilidad de Raymond Weil. Tenemos una visión a largo plazo de la firma”.
La Revolución Millesime
Y, para suerte de Elie Bernheim, incluso de los malos momentos pueden surgir buenas ideas, como nos demuestra la génesis del Millesime, la colección ha servido para que muchos aficionados pongan su atención en Raymond Weil. “Ocurrió durante el confinamiento. Al igual que todos, estaba en casa y preocupado por cómo íbamos a salir de la situación. Con mucho tiempo por delante, comencé a analizar nuestro catálogo y me di cuenta de que nos faltaba una colección que atrajera un segmento del público y nuevos mercados al que no llegábamos con Freelancer y Tango. Millesime parte de este planteamiento. Hablé con mi equipo y les comenté las características que debía tener el reloj”.
En unos pocos meses, Millesime salió a la calle y fue un éxito instantáneo, confirmado con la obtención del Grand Prix d’Horlogerie de Genève en la categoría Challenge de la edición de 2023. “Millesime nos ha dado notoriedad en mercados donde no éramos potentes y permitido abrir unos puntos de venta muy exclusivos a los que no teníamos acceso con las otras colecciones. Además, nos ha acercado un público muy volcado, con mucho interés en la relojería, que han descubierto Raymond Weil gracias a Millesime. Esa pasión también nos conecta con un público más temperamental, lo que explica la buena aceptación que está teniendo la colección en los mercados latinos”.
Para Elie, el éxito del Millesime lo resume en ser el reloj correcto, en el momento adecuado y lanzado a un buen precio. “El público no lo aceptaría si no lo entendiera de este modo”, sentencia el directivo. Con apenas dos años en el mercado, Millesime ya representa el 25 % de las ventas de Raymond Weil. Una magnífica noticia para una firma que el año que viene cumplirá medio siglo de existencia. La celebración no podía llegar en mejor momento.