El 1 de junio de este año, Norma Jean, más conocida como Marilyn Monroe, hubiera cumplido 90 años. La rubia explosiva con tendencia a la depresión y al desencanto murió a los 36 años por una sobredosis de barbitúricos. Desde entonces, su leyenda se ha hecho más y más grande. Su muerte asomó su lado más sensible, frágil y culto. No se trataba solo de una mujer superficial, voluptuosa, con matrimonios efímeros y nada en la cabeza. Era lectora ávida, comulgaba con causas nobles y dejó por escrito un diario que da cuenta de su trayecto vital.