En 1994, A. Lange & Söhne mostró al mundo la primera colección de su nueva era post-Guerra Fría, un cuarteto prodigioso que anunciaba la llegada de un peso completo de la alta relojería desde Sajonia.
Entre esas creaciones se encontraba el Tourbillon “Pour le Mérite”, el primer guardatiempo que combinaba transmisión de cadena y caracol —característica de la línea “Pour le Mérite”, que ahora cuenta con cinco piezas— con un tourbillon.
El cronógrafo, una de las funciones que la marca ha llegado a dominar con maestría indudable como lo demuestra su Datograph, tiene columna de rueda de pilares y puente grabado a mano, y se opera mediante los dos pulsadores a los lados de la corona y uno más colocado a las 10 horas para el rattrapante. Durante una revolución completa del totalizador de 30 minutos, colocado a las 9 horas, se pueden detener cuantas vueltas sean necesarias.
El mecanismo por cadena y caracol, que estableció nuevos hitos en la relojería de precisión, garantiza un par de fuerzas constante y la misma amplitud del volante a lo largo de toda la duración de la marcha.
La esfera de plata sólida, con el tourbillon de un minuto reinando desde su trono a las 6 horas, ha sido diseñada con códigos clásicos y sutilezas necesarias para asegurar la legibilidad. Los números arábigos, la minutería ferrocarril, las manecillas de acero azul para las indicaciones cronométricas y las de oro rodiado para las del calendario rinden tributo a los relojes de bolsillo de Lange.
La fecha se consulta a las 12, donde está la fase lunar con su disco de oro que será exacta durante 122.6 años. El día está a las 9, con el totalizador de 30 minutos del cronógrafo. El mes y el año bisiesto ocupan la subesfera de las 3.
Sólo se producirán 50 piezas de este guardatiempo, cuya caja de platino mide 43 milímetros de diámetro y 16.6 de grosor.