La fascinanción del viaje es el tema que da cohesión a la última exposición temporal de Vacheron Constantin. Elegance in Motion revela los desarrollos estéticos y técnicos más sorprendentes a través de 57 relojes de la colección privada de la firma ginebrina centenaria. Estos guardatiempos son el testimonio de la constante preocupación de la casa de la cruz de Malta por crear instrumentos de medición del tiempo que responde a las necesidades de los viajeros más demandantes.
La muestra se podrá ver hasta el 29 de abril en el primer piso del histórico edificio de Vacheron Constantin en Quai de l’Ile, en Ginebra. Los relojes listos para la contemplación se han elegido entre más de 1,300 objetos de la colección privada del museo de la firma relojera. El común denominador es su capacidad para garantizar una lectura confiable del tiempo a pesar de las restricciones impuestas por los viajes. La visita se abre simbólicamente con un cofre y cronómetro marino de Fraçois Constantin de 1840 que simboliza los instrumentos de navegación y es un recordatorio de que este espíritu de los viajes está anclado profundamente en el corazón mismo de la filosofía de la empresa.
Un reloj despertador de ”cartera”, relojes “bolso”, de persiana y ligeros: fieles compañeros de viaje, los relojes eran capaces de dar la hora así como de proteger la esfera de los inevitables golpes quesufrían en los desplazamientos.
Durante el siglo XX, las esferas y los mecanismos adaptados a las necesidades del tiempo, ofrecían una multitud de funciones, tales como el doble huso horario y las horas mundiales. Los números e índices horarios eran luminiscentes para garantizar la legibilidad incluso en la oscuridad, como se aprecia en el reloj de bolsillo de 1918 del Cuerpo de Ingenieros de EU.
La protección de los mecanismos contra el magnetismo, la humedad y el polvo siempre ha representado un reto importante. En 1885, la Maison creó un primer modelo diseñado para resistir las perturbaciones magnéticas mediante la incorporación de componentes de paladio, oro y bronce. En 1895, se menciona un primer reloj de acero inoxidable “herméticamente sellado”. En 1933, Vacheron Constantin desarrolló un reloj de pulsera equipado con un fondo de la caja y bisel atornillado que garantizaba la resistencia al agua y la presión, y que inspiró el 22 y los relojes Overseas.
Los inicios de los llamados relojes deportivos comenzaron a tomar forma. En respuesta a las necesidades cada vez más específicas, Vacheron Constantin introdujo el reloj Aviador en 1903 que se ataba a la pierna del piloto, así como los relojes “Driver” de 1939 que para facilitar su lectura al volante fueron llevados en un lado de la muñeca.
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