Se llevó las palmas por ser una de las mejores expresiones de relojería artesanal que vimos en 2020. Así que una vez creada la fama, este reloj podía “echarse a dormir”. Pasó lo contrario. Ante el reconocimiento, la necesidad de evolución constante se volvió urgente y es por eso que este año Bovet 1822 moderniza al Virtuoso VIII Chapter Two.
Los cambios en este modelo no son solo más declinaciones de lo mismo. Se trata de una transformación del concepto, de quitarle la solemnidad a las artes decorativas y al ingenio mecánico de la alta relojería para volverlos valores flexibles. Porque si algo nos está enseñando el siglo XXI es a adaptarnos al cambio de manera más rápida y constante. Por eso, Pascal Raffy y compañía no se dedican solo a recibir aplausos tras un momento de éxito, sino que han tomado lo más fuerte de esos hitos y han jugado a adecuarlos a los tiempos. Ya lo vimos con el Brainstorm Chapter Two Sunshine que, con su amarillo brillante, irrumpe en los códigos cromáticos del lujo tradicional o con el Miss Audrey Sweet donde introdujeron un material que, en sí mismo, tiene esencia lúdica: los cristales de azúcar que adornan las carátulas.
Así es como Bovet 1822 moderniza al Virtuoso VIII Chapter Two
Muchas cosas están ocurriendo en el Château de Môtiers. Hay una clara obsesión por los colores. En especial por los más brillantes e inusuales en la alta relojería clásica. También hay cada vez más ganas de jugar con materiales nuevos, como vimos con los ya mencionados cristales de azúcar. Y, por otro lado, la fructuosa relación de tres años que llevan con Rolls-Royce ha acelerado el crecimiento tecnológico de la casa. Y es que toda la investigación y desarrollo que se ha realizado para producir los relojes Boat Tail han beneficiado a todas las colecciones. Todo este contexto ha influido a la manera en la que Bovet 1822 entiende y moderniza al Virtuoso VIII Chapter Two.
Lo primero que vemos, por supuesto, son los colores. Verde, azul, amarillo, púrpura y salmón son ahora parte de las esferas recubiertas de Super-LumiNova (también de colores, otra obsesión reciente en esta casa). Luego, claro, la incorporación de nuevos materiales. La caja es de titanio grado 5 y DLC negro brillante, lo que hace que el reloj tome inmediatamente un camino hacia lo deportivo. Pero hay detalles que aunque no se perciban en el primer vistazo lo cambian todo. Por ejemplo, las mejoras en legibilidad y los retos técnicos que implicaron ya que hubo que reducir el espacio entre el disco de las unidades y el de las horas. También se agilizó el corrector de fecha que ahora no necesita que uno se quite el reloj de la muñeca porque todo puede controlarse presionando la corona de zafiro. Y, entre otras cosas, se ha mejorado el proceso de cuerda con un sistema diferencial esférico que reduce el tiempo que hay que dar cuerda a la mitad de lo usual para obtener una reserva de marcha de más de diez días.
La virtud de adaptarse a los tiempos
Bovet 1822 no solo moderniza al Virtuoso VIII Chapter Two, nos da una lección de flexibilidad. Adaptarse a los tiempos está lejos de significar lanzar un smartwatch como alguna vez se percibió. Por el contrario, se trata de fortalecer la tradición de precisión mecánica, de mantener vivas las artes decorativas y de hacerlo todo de manera artesanal. Y luego hacer que todo este conocimiento se mantenga vigente. Bovet 1822 nos ha enseñado que lo bueno no merece empolvarse bajo códigos de siglos pasados, sino que son sus valores intrínsecos los que les permitirán persistir en los venideros.
FICHA TÉCNICA
Bovet 1822 Virtuoso VIII Chapter Two