La fama que cosechó Abraham-Louis Breguet traspasó fronteras y géneros, pues no solo atrajo a los hombres sino también a relevantes figuras femeninas. Caroline Murat fue una de ellas, y llegó a reunir una impresionante colección de más de 30 piezas. En una época en que las damas llevaban sus relojes como collares de sautoir, realizó un pedido atrevido y vanguardista al inventor y relojero: una pieza que pudiera llevar en la muñeca.
El primer reloj de pulsera
Corría el año 1810 y el fundador de Breguet comenzó a trabajar en esta creación única: el primer reloj de pulsera de la historia. Los archivos de Breguet recogen las características de este reloj, hoy desaparecido, desde su entrega en 1812 hasta sus reparaciones en 1849 y en 1855. Una creación de forma oblonga que enmarcaba una esfera plateada guilloché e incluía varias complicaciones relojeras: repetición de cuartos, fases de luna y termómetro. Un brazalete de pelo tejido con hilo de oro permitía llevar el reloj en la novedosa posición.
Pero lo que podría haberse quedado una anécdota más de la capacidad de Breguet para adelantarse en el camino relojero, sigue plenamente vigente en la época contemporánea con la colección Reine de Naples, donde esa línea elegante y sugerente de la forma oval, no ha cesado de ofrecer brillantes y sorprendentes interpretaciones. Creaciones como la que nos ocupa, que se viste ahora con una paleta de colores suaves.
Color de tendencia
Después de propuestas en rosa, gris y blanco, la línea da la bienvenida a un reloj en verde menta. Una gama de tonos para adaptarse a cada muñeca. La esfera de esta nueva versión opta por el nácar blanco que luce una circunferencia horaria pavonada con engaste nieve, y rodeada por un discreto minutero negro dotado de símbolos inspirados en los relojes de bolsillo desarrollados por Abraham-Louis Breguet. Las icónicas agujas Breguet à pomme para la lectura de las horas y los minutos completan un escenario que se remata con un diamante en forma de pera a las 6 horas.
La superposición de dos diferentes tonos de color verde confiere a los números arábigos un efecto bidimensional. El número único del reloj, que garantiza su autenticidad, aparece reflejado entre las 11 y las 12 horas. Esta tradición en la numeración de las creaciones Breguet se remonta a los primeros años de la marca y permite identificar a cada reloj a lo largo de toda su existencia.
Caja ovoide
Por otro lado, el realce interior y el bisel están adornados con 117 diamantes, que infunden a la esfera un brillo todavía más luminoso. Y como lógico remate a tanta excelencia creativa, la corona luce un diamante talla briolette. En el interior de una caja ovoide de 36.5 x 28.45 mm se ubica el movimiento automático 537/3, de 191 componentes y con una autonomía de marcha de 45 horas. Está equipado con una espiral y un escape de áncora suizo en silicio, que además de ser resistente a la corrosión y al desgaste, es insensible a la influencia de los campos magnéticos y mejora la precisión del reloj.
Cada uno de los componentes del calibre han sido cuidadosamente elaborados a mano según la tradición artesanal de Breguet. El fondo de cristal de zafiro de la caja de oro blanco revela la masa oscilante de platino y la decoración Côtes de Genève. Además de los tornillos pulidos y el biselado del movimiento. El número de reloj individual está grabado alrededor del borde de oro. Como colofón a este trabajo, el nuevo Reine de Naples, lleva una correa de piel de aligátor que se cierra mediante una hebilla desplegable engastada con un total de 28 diamantes talla brillante.
Los Reine de Naples de Breguet son relojes convertidos en una oda a la feminidad. Y de forma especial a todas aquellas mujeres que han dejado una huella imborrable en la historia. Aquellas que destacaron públicamente en su época, como fue el caso de Caroline Murat. La hermana menor de Napoleón Bonaparte fue una de estas figuras brillantes e inspiradoras, además de mecenas de las artes y coleccionista. Un impulso emprendedor que Breguet supo traducir en aquel primer reloj de pulsera.