Es joven, insultantemente joven. Nacido en 1998, el italiano Andrea Casalegno ha logrado hacerse un hueco en la comunidad relojera con un planteamiento muy atractivo para las nuevas generaciones de aficionados y coleccionistas. Conoce perfectamente los códigos de comunicación. Unidos a su incuestionable pasión (un término que aparecerá varias veces a lo largo de la entrevista) aporta la necesaria savia nueva que siempre necesita un negocio que peca de ser demasiado tradicional.
Hemos leído que iniciaste tu afición por los relojes muy joven. ¿Tu interés por los relojes viene de tu familia?
Para nada. A mi familia apenas le interesan los relojes. No es un tema recurrente entre nosotros. Es una afición que desarrollé fuera de casa. Todo comenzó con una publicación que vi en Instagram de un Vacheron Constantin Mercator, luego encontré el Omega en un cajón y el resto es historia. Sin embargo, tuve la suerte de conocer a otra familia que me acogió con su pasión, la señora Fontana y la familia Viganò, a la que debo mucho, incluido mi primer Baselworld en 2015. Aquel evento fue el que realmente encendió la chispa.
¿Cómo fue aquella experiencia en Baselworld?
Increíble. Por entonces ya conocía gente con la que hablar de relojes, pero nunca hasta entonces había tenido la sensación de que existiera todo un universo. Baselworld me lo mostró. Alí estaban todas las personas involucradas en este mundo: proveedores, clientes, mayoristas… La experiencia no hizo sino aumentar mi interés por los relojes. Además, me hizo sentir en el centro de atención, ya que era la persona más joven que había, así que todos se tomaron un tiempo para enseñarme.
¿Tus amigos de tu misma edad compartían tu interés por los relojes mecánicos?
Bueno, había una mezcla. Todos mis compañeros tenían relojes en sus muñecas, pero solo su conocimiento no iba más allá de su precio. Ninguno compartía mi pasión. Hoy en día, casi todos en mi círculo tienen interés en los relojes, ya sea por las redes sociales (la mayoría de las veces), por sus familias o simplemente por la voluntad de inversión. Me encanta, no me malinterpretéis, pero esto también me hizo darme cuenta de mi misión: hacer que la gente se apasione y que no vea la relojería como un mero recurso inversor.
¿Has llegado a convertir esta afición en un modo de vida?
Por suerte sí. Es un trabajo al que me dedico por tiempo completo. Tuve claro que quería que fuera así desde que terminé la enseñanza secundaria. Siempre me he considerado una persona de letras. Antes quería ser abogado, político o alguna actividad parecida. Ahora mismo estoy genial con los relojes y tengo la suerte de vivir de ellos. Lo hago escribiendo, hablando y dando charlas. También tenía claro que no quería dedicarme a la parte comercial del negocio.
Pasamos a las redes sociales. ¿Cuándo creaste tu cuenta de Instagram?
Pues, como toda la gente de mi generación, de adolescente. Sería alrededor de 2014. Al principio las publicaciones fueron muy aleatorias. Ya sabes: amigos, comida, paisajes… Por aquella época también abrí un blog llamado Milaneasy donde escribía de moda, teatro y todo lo relacionado con la belleza. Supongo que usé Instagram para darle cobertura, pero nada profesional. El paso más importante lo di en 2021 con IamCasa. Concretamente en agosto de 2021 y mi visita a Geneva Watch Days. En aquel momento la cosa comenzó a ponerse seria.
¿Qué te gusta de Instagram?
Que es una red social bien conocida por todos los rangos de edad y que está plenamente consolidada en el colectivo social. Todos sabemos usarla correctamente porque ya está plenamente arraigada en nuestra cultura. Pero no creo que sea la mejor.
¿Por qué no?
Porque es lo que se conoce en economía como un “océano rojo”. Es una red social saturada, con mucha información, pero donde cuesta encontrar algo nuevo. Además, no es un espacio seguro para los creadores. Es una red social que pertenece a terceros donde no tienes un contacto directo con las firmas. Siempre he tenido miedo de convertir Instagram en mi core business, y por eso estoy cambiando el modelo de negocio de IamCasa.
¿Crees que no es el mejor modo de mostrar la relojería a las generaciones más jóvenes?
No creo que podamos nombrar solo una red social, y si tuviera que limitarme a una pregunta de sí o no, diría que no. Instagram es un gran cebo, pero podría ser superficial, TikTok se ajusta a la misma descripción, pero se dirige a un público más amplio y tiene un mejor algoritmo. YouTube completa el rompecabezas. Creo que debemos crear un mapa, un patrón de diferentes contenidos en diferentes plataformas para llamar la atención, entretener y luego compartir la cultura y el conocimiento. La clave consiste en tejer una red, y eso no puede ser algo de una sola plataforma.
¿Cuáles cree que son las grandes diferencias entre tu generación y las anteriores a la de vivir la relojería?
Las generaciones más mayores tenían unas grandes ventajas que nosotros ya no disfrutamos: los relojes eran asequibles, el coste de vida era menor y había más dinero. Seguramente había menos que saber, menos que explorar y menos formas de comprar u obtener relojes e información. Pero un Rolex, en Italia, a veces era lo que uno compraba con su primer sueldo. Esto ya ha cambiado.
En cuanto a los estilos. Creo que los mayores mostraban más pasión y le daban menos importancia al reloj como inversión. También tenían (o tenéis) ciertos estereotipos que nosotros no compartimos. Por ejemplo, una obsesión en torno al Swiss Made o ideas como que Vacheron Constantin es EL reloj de vestir. Solo por nombrar dos muy claras. En mi generación hay dos factores: creatividad y asequibilidad. Ya no necesitamos el reloj como herramienta tal como nuestros círculos más mayores usaban o necesitaban.
Es un entretenimiento y necesitamos que sea aparezca como una buena oportunidad, no algo que no podamos permitirnos o que nos haga sentirnos mal por sí poder hacerlo. Por último, amamos lo que nuestra generación ha conseguido y está ahora mismo creando.
Última pregunta. Como alguien nacido en 1998, ¿cuál es tu opinión de la prensa especializada tradicional? ¿Nos ves como unos “viejos dinosaurios”?
¡Buf! Debo admitir que es una pregunta muy difícil para mí. Tengo una relación de amor-odio. Escribo en papel y creo que las revistas impresas de calidad nunca morirán y son mejores que cualquier otra cosa. Lo que sí es seguro es que hoy en día la prensa tradicional debe incorporar un valor añadido que no siempre encuentro.
Mi verdadero problema, sin embargo, es que nunca he sido bien recibido entre la comunidad de prensa relojera tradicional, especialmente en mi país. Siempre me han visto como “el tipo eso hace los videos”, aunque nunca le he faltado el respeto ni menospreciado a nadie. Creo que todos somos útiles para una causa más grande y todos tienen un papel y deben tener oportunidades para hacerlo mejor. Por supuesto que esto ha cambiado ahora, pero fue muy duro en los inicios, cuando nadie te conoces y estás completamente solo.
Dicho esto, estoy feliz de ver la evolución de los medios tradicionales y cómo estos finalmente se están integrando con todo lo demás. Para mí esa es la verdadera clave del éxito: ayudarnos todos, aunque rara vez lo consigamos.