Hace 5,000 años, una pequeña porción del universo cayó a la Tierra, exactamente en la provincia de Santiago del Estero, Argentina. Conformado por una aleación de acero y níquel, el meteorito mantuvo intacta parte de su estructura para mostrarnos, con la misma fuerza que ilumina las estrellas, la vastedad y belleza que yace en el espacio.
Al echar mano de elementos como el polvo de diamante, las cuchillas de acero y el fuego, este alquimista despertó a la bella durmiente. Ante sus ojos, torbellinos de gases coloridos recrearon una pequeña galaxia en una pieza única de titanio, acompañada por un fondo tan vibrante como la misma bóveda celeste: su esfera está compuesta por el mismo meteorito pulido en color azul con aplicaciones que simulan estrellas doradas.
El micro universo recreado por De Bethune está protegido por una caja de titanio grado 5 en color azul y un cristal de zafiro con doble tratamiento antirreflejante. El fondo de la caja es de oro rosa, con una pequeña abertura que permite ver el indicador de reserva de marcha, también de oro rosa.