Siguiendo una decisión que Festa describe como “más instintiva que racional”, la pareja se embarcó en una ambiciosa misión, presentando el primer prototipo en Baselworld en 2019. Meses después, la pandemia vino a poner al mundo en pausa, lo cual presentó una interesante oportunidad para los Festa. “Tuvimos mucho tiempo sin presión, así que aprovechamos para trabajar con ayuda de una compañía en Jura”, recuerda Festa. Así, se enfocaron cuidadosamente en cada detalle, entendiendo los retos y dificultares de trabajar con materiales como carbón y titanio, y enfrentándose a la siguiente etapa con mejores herramientas y mayor conocimiento.
“La nuestra es una historia sencilla”, dice Rodolfo Festa Bianchet, fundador de la joven marca que lleva su nombre, durante la más reciente edición del SIAR. “Mi esposa Emmanuelle y yo teníamos una compañía de trading en línea y la vendimos en 2017. Siempre hemos compartido una gran pasión por los relojes, así que decidimos crear una marca”. La narrativa sonará simple, pero la realidad es que detrás de cada reloj Bianchet hay una exquisita pasión por el diseño, la precisión y, sobre todo, la belleza.
El gran sueño de Festa siempre había sido crear un tourbillon. Hoy, el sueño se ve materializado en dos relojes: el Tourbillon B 1.618 Openwork –lanzado en Geneva Watch Days 2021– y el Flying Tourbillon Grande Date, recién estrenado este año.
Proporción perfecta
Desarrollado en casa, el flying tourbillon de Bianchet está hecho de titanio grado 5 y terminado a mano en el atelier de la marca en Suiza. No conformes con armar sus piezas con semejante movimiento, los Festa se han encargado de seguir principios milenarios de diseño al crear sus piezas, buscando siempre la proporción perfecta, el equilibrio y la estética. “Somos italianos, la belleza y el estilo son nuestras metas”, insiste Festa.
Es así como cada diseño de Bianchet sigue los principios de la proporción áurea, una constante que se presenta en elementos de la naturaleza como los pétalos de las flores o las conchas marinas. También conocido como el número dorado, este principio ha tenido una enorme influencia en grandes obras arquitectónicas como el Partenón o las pinturas de Miguel Ángel. “Queremos usar principios atemporales de diseño en la ejecución moderna de un reloj”, explica Festa, mostrando cómo consideran elementos como la espiral de Fibonacci al momento de diseñar los puentes.
“A veces creo que mis impulsos no son racionales, y tengo una esposa y aliada que en lugar de decirme que vaya más lento, me dice ¡vamos!”, dice Festa con humor, agregando que la respuesta del público mexicano ha sido fantástica.