“Nadie entre aquí que no sepa geometría” era el lema del frontispicio de la Academia de Platón. En Blancpain, el lema es creer en el océano y confiar en los auténticos amantes del buceo. “Nadie entre al agua que no ame el mar”. Los relojes de Blancpain no están hechos para animales pedestres. El nuevo Fifty Fathoms Tech Gombessa es un reloj mecánico con un objetivo primordial muy claro: úsalo bajo el agua. Es un instrumento auténtico y original, un “diver” con una función única en su especie. Marc Hayek, CEO de Blanpain, es un buzo apasionado y un idealista que mantiene intacta su fe en la mecánica en un hábitat dominado completamente por las computadoras de buceo
Fifty Fathoms 70th Anniversary Act II
Hemos viajado a Rangiroa (Polinesia francesa) para asistir a la reinvención del Fifty Fathoms 70 años después con una innovación particular para buzos de élite y exploradores submarinos. Y no es necesario batir récord de hermeticidad a profundidades donde nadie buceará nunca —salvo en alguna cápsula o submarino robotizado repleto de tecnología—. Un reloj mecánico que sí puede ser todavía útil, necesario y hasta vital para contar el tiempo de inmersión prolongado en un buceo con rebreather o circuito cerrado en las profundas aguas que alcanzan biólogos y científicos: una cuarta aguja para leer en un bisel con hasta 3 horas de buceo. Su lanzamiento celebra el 70 aniversario del Fifty Fathoms y sella 10 años de colaboración entre Blancpain y Laurent Ballesta, que lanzó su proyecto Gombessa en 2013 gracias a la implicación de la manufactura como socio fundador. Este instrumento inaugura también una nueva línea, la Fifty Fathoms Tech Gombessa, que agrupará todos los relojes de Blancpain dedicados al buceo técnico.
Fifty Fathoms Tech Gombessa
No ha hecho falta tampoco hacer un reloj de un grosor exagerado y con el peso similar al de una “penitencia”. Su caja de titanio mide 47 x 14.81 mm y se diseña con asas centrales y un sistema de sujeción integrado perfectamente, con la correa de caucho atornillada por la parte trasera. El bisel es de cerámica —en los Fifty Fathoms suelen ser de zafiro— y la carátula ha mejorado notablemente la excelente visibilidad que ya tenía gracias el mejor contraste entre un dial negro que absorbe el 97% de la luz y una poderosa luminosidad reforzada con agujas e índices en relieve de color naranja con emisión azul.
En 2019, tras un año de conceptualización, Blancpain comenzó el desarrollo del proyecto empezando por dos elementos clave: el movimiento y el bisel giratorio unidireccional. A diferencia de los biseles de los relojes de buceo convencionales, el bisel del Fifty Fathoms Tech Gombessa cuenta con una escala graduada de 3 horas. Está unido a una aguja especial que da una vuelta completa en 3 horas y cuyo material y color, un revestimiento luminiscente blanco con emisión verde, combinan con los de sus marcas de referencia. Este dispositivo, creado conjuntamente por Marc A. Hayek y Laurent Ballesta, representa una primicia mundial que fue objeto de patente. Es el corazón del movimiento automático 13P8, basado en los mismos criterios de fiabilidad y robustez que han convertido al Fifty Fathoms en un “diver” icónico.
El Fifty Fathoms Tech Gombessa se presenta en un estuche especial Péli™ estanco al agua y resistente a los golpes, reutilizable y configurable. El estuche alberga un espacio para el reloj, la extensión de la pulsera, una bolsa de viaje, una lupa, así como un juego de separadores y herramientas de corte que ofrecen la posibilidad de compartimentarlo para cualquier uso futuro.
La Venus de Botticelli emerge del mar
Este Fifty Fathoms Tech Gombessa cuenta con válvula de helio. Algo inusual en la colección, salvando aquel X Fathoms de aniversario. Y si no lo sabían, la válvula de helio es inútil para bucear, no sirve para nada bajo el agua. Su función es práctica para después del buceo, cuando termina justamente. Y el enemigo más peligroso del reloj es la presión exorbitante que puede romper el cristal de zafiro de la esfera. La válvula de helio se diseña para el tiempo vital de seguridad que el buzo debe guardar justamente después del buceo en cámara de descompresión.
Un buzo expuesto a gases durante un largo periodo de buceo de saturación no puede emerger del mar como la bella Venus de Botticelli. Necesita ser aislado y respirar una nueva mezcla de gases y oxígeno hasta recuperar ese equilibrio natural de los tejidos internos y de los pulmones con el que desarrollamos nuestra vida cotidiana. Y entre esos gases está el helio. Que puede penetrar dentro del reloj, ahora sí, como si se tratara de una invisible broma molecular, y quebrarlo en la cámara de aislamiento. La válvula de helio es aquí el mejor sistema de protección para liberar ese gas que hace bien al cuerpo humano, pero mata al reloj en esta atmósfera completamente aislada del mundo exterior.
“El bar está abierto”
Si aún tienes dudas o no has entendido mucho del artículo, es el momento propicio para comenzar y unirte a la comunidad de buzos. “Le bar cest ouvert”, dijo Jean-Marie Ánsel, director de la Mokarran Protection Society, la organización que estudia y protege el Gran Tiburón Martillo, en la fiesta de clausura del evento tras bucear en el paso de Tiputa, donde habita el Gran Tiburón Martillo. Éste es el tótem de la comunidad de Rangiroa, la isla en el epicentro mágico de la Polinesia. “Pasión, autenticidad y familia”, así definió Blancpain el propio Antonio López, vicepresidente de Blancpain. Laurent Ballesta, líder del proyecto Gombessa, presentó el reloj. Marc Hayek, que no pudo viajar a la Polinesia, se conectó desde Suiza. “Una especie que es un tótem, el alma y el corazón de la gente de la Polinesia, que no es un depredador peligroso para ellos. Es un mensajero. Su nombre es “Tamataroa” en la lengua local, que quiere decir una fuerza silenciosa”.
Con el apoyo de Blancpain, dedicado al estudio del comportamiento del Gran Tiburón Martillo (Sphyrna mokarran) en la Polinesia Francesa, Mokarran Protection Society está dirigido por un comité de buzos apasionados entre los que se encuentran Marc A. Hayek y Laurent Ballesta. Las inmersiones técnicas en el atolón de Rangiroa continúan para proseguir con las observaciones y recopilación de información sobre esta especie, con el fin de contribuir a su conservación.