La elegancia clásica es uno de los atributos que han definido a Frédérique Constant a lo largo de casi tres décadas de historia. Gracias a su calidad, materiales y ejecución (cada reloj es ensamblado a mano), la firma puede garantizar máxima calidad, no sólo en términos de mecánica, sino de estética, lo que le ha otorgado un aura de lujo tradicional única.