Para que algo cambie, primero hay que saber qué modificar. No es una incitación a la prudencia sino al conocimiento. Ése que esgrime Rolex cada vez que hay un cambio en su ‘vida’. Y éste es de peso, porque su calibre 3255, presentado en el primer trimestre del año en los modelos Day-Date 40, incide en elementos clave de la exigencia relojera actual: precisión, autonomía, resistencia a los impactos y al efecto del magnetismo. Todo un elenco de objetivos conseguidos que se traduce en 14 patentes y un añadido: es más cómodo en su ajuste, pues su cuerda automática es más rápida y la corrección del calendario más sencilla.
Las soluciones que Rolex implementa en su calibre nuevo son de calado técnico y también de diseño, pues 90 por ciento de los elementos que lo integran han sido rediseñados para conseguir un mejor rendimiento. Una de las consecuencias más palpables y llamativas es que su precisión cronométrica resulta dos veces superior a la de un cronómetro con certificado COSC.
No hay paso mecánico que no se haya mejorado. Así, para llegar a las 70 horas de autonomía —es decir, un día más de reserva de marcha respecto del anterior calibre—, se replanteó la arquitectura del espacio interior del barrilete, reduciendo el grosor de sus paredes 50 por ciento.
Pero quizá donde está el elemento más llamativo es en el nuevo escape patentado que responde al nombre de Chronergy y que mejora el rendimiento del tradicional escape de áncora. Su nueva geometría permite que haya 15 por ciento de mejora. Para lograrlo, invirtieron las relaciones de longitud entre los dientes de la rueda de escape y las paletas del áncora. Estas últimas se reducen a la mitad al tiempo que la superficie de contacto de los dientes se duplica. Por otro lado se rompe con la alineación tradicional y hay más distancia entre áncora y volante. Para su construcción, en la que se aplicó tecnología LiGA, se empleó una aleación de níquel-fósforo, insensible a los campos magnéticos, lo mismo que ocurre con el oscilador con su espiral Parachrom, fabricado en niobio y zirconio, y que también ha sido optimizado en su diseño y rendimiento.
Con un tren de engranajes más eficaz y nuevos lubricantes de alto rendimiento, el calibre 3255 puede permitirse una serie de pruebas cronométricas añadidas a las del COSC, incluso con el reloj montado. Esto instaura un nuevo escenario, el del Superlative Chronometer, que no supone un abandono del certificado oficial emitido por el COSC, sino un complemento necesario para ratificar el valor del nuevo mecanismo. Rolex sigue siendo diferente.