Pre Baselworld 2016: Hautlence lanza Labyrinth, el reloj inútil e indispensable

Hautlence es aficionado a romper reglas. Lo hizo en 2004 cuando lanzó la marca y propuso una nueva forma innovadora y totalmente distinta de mostrar la hora.  Este año, la firma independiente propone una nueva visión del tiempo: el objeto relojero que no da la hora: Playground Labyrinth. De esta manera, el reloj es lanzado a otra dimensión, que trasciende el objetivo mismo del guardatiempo, marcar las horas.  En un mundo cada día más conectado, donde todo está a nuestro alcance con solo tocar un botón, el Playground aboga por la desconexión absoluta. Hautlence hace una apuesta arriesgada de inmersión en el juego como aviso a la humanidad: centrarse en el ocio ayuda a conectar con el alma. Y esto, en tiempos de culto a las terapias de autoconocimiento y meditación, es una idea que seguro compran muchos.

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El Labyrinth es el primer modelo nacido del concepto del juego que inicia la colección Playground.  La firma lo presenta tal cual como un objeto inútil y, por tanto, totalmente indispensable: un juego de habilidad que se lleva en la muñeca. Un laberinto que exige pericia y concentración absoluta. Un regreso a la infancia, cuando la imaginación vuela y el mundo real que nos rodea deja de existir. Tiene sus raíces en las vivencias de Sandro Reginelli, cofundador y CEO de Hautlence, quien todavía se acuerda de los juguetes antiguos con los que se entretenía cuando iba a visitar a sus abuelos y el tiempo se detenía.

¿Importa que el Labyrinth dé la hora? No mucho. Aún así, en Hautlence saben que se dedican a hacer relojes y por tanto han aplicado a este diseño y concepto el código genético de la firma. Por ejemplo, la corona acciona un ingenioso elevador mecánico que permite subir la bola a la superficie de juego mediante un sistema de levas visible a través del fondo transparente. Su esfera en forma de laberinto está tallada en oro macizo y la bola es de platino forjado. La caja de titanio recupera el histórico formato rectangular de los relojes de la casa. Con estas credenciales se impone como el lujo definitivo, fabricado según tradición relojera y empleando los materiales más nobles. Es una edición limitada de 18 piezas en cada versión y cuesta alrededor de 12,000 dólares.

 

 

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