Los guardatiempos esqueletados son prueba de la destreza mecánica alcanzada por distintos artesanos del tiempo. Una de las casas con mayor tradición en este tipo de relojes es Chronoswiss, quien se convirtió en la primera firma en producir en serie un cronógrafo automático esqueletado (el modelo Opus, lanzado en 1995), al cual le siguió otro cronógrafo esqueletado, pero con función de split seconds (Pathos, 1998), sin olvidar su primer cronógrafo esqueletado deportivo, perteneciente a la colección Timemaster (Timemaster Chronograph Skeleton, 2014).