Pocos relojes son más reconocibles. Desde su lanzamiento en 1994 como emblema del renacimiento de la manufactura sajona, el Lange 1 se ha convertido en el modelo más representativo de A. Lange & Söhne. Es un icono incuestionable, no sólo por su diseño inconfundible, sino porque reúne todos los atributos que han llevado a la firma a ser uno de los nombres más reputados en el segmento de la Alta Relojería.
Con todas sus ventajas, esta personalidad tan definida significa algunos desafíos. Por ejemplo, ¿cómo se puede adaptar una presencia tan fuerte a la diversidad del mercado? O, dicho de otro modo, ¿puede el imponente Lange 1 amoldarse a la delicadeza del universo femenino? No ha sido fácil, pero el Pequeño Lange 1 Fases de la Luna demuestra que sí es posible y con resultados sobresalientes.
La clave para lograrlo ha sido mantener inalteradas las características fundamentales del original. Para empezar, la caja de la nueva referencia es un poco más pequeña que en la versión masculina, exactamente 1.7 milímetros, para tener un diámetro final apenas por debajo de los 37 milímetros. Estas medidas son suficientes para conservar la estética, a la vez que se reduce el volumen de la pieza, algo muy importante en un modelo femenino.
Lo más interesante del nuevo Pequeño Lange 1 Fases de la Luna es cómo ha logrado convertirse en el reloj más femenino de la colección sin utilizar los recursos propios de este tipo de piezas, como es el uso de nácar y diamantes. Simplemente ha bastado recurrir a los códigos cromáticos del blanco y oro rosa, más cercanos a la Alta Costura que a la relojería tradicional, y completarlos con un grabado artesanal que recuerda a las exquisitas variaciones Handwerkskunst que la manufactura realiza en ediciones muy limitadas.