‘High end’ japonés

El modelo Lexus LS 500H combina propulsión eléctrica y de combustión. Esta quinta generación cuenta con detalles como la gran rejilla al frente y líneas laterales muy fluidas y aerodinámicas, Motor V6 de 3.5 litros.

La esperada llegada de Lexus a México, la división de alto lujo de Toyota, por fin es una realidad. Su principal abanderado es el modelo LS, el cual desde 1989 apareció en Estados Unidos. Este modelo ha competido con lo más encumbrado de los sedanes alemanes: Audi A8, Mercedes-Benz Clase S y BMW Serie 7, que son considerados como de lo mejor del segmento, pero el Lexus LS los ha mantenido de puntitas desde finales del siglo pasado, lo cual no es poca cosa.

Ponerle las manos encima a un LS de la generación más reciente era algo que un servidor esperaba con anticipación. ¿Será que de verdad está a esos niveles? La respuesta está distribuida en los siguientes párrafos. 

De entrada, me parece genial que conserve Lexus un modelo como el LS en su gama de productos. En mi opinión, difícilmente se puede superar la distinción de un grande y lujoso sedán. Ni siquiera las más enormes y opulentas SUV tan favorecidas actualmente por el público ofrecen el derroche de clase del LS. En concreto, el 500H, para ser exactos: además es un vehículo con propulsión híbrida, eléctrica y de combustión. 

El LS de quinta generación recibió apenas una refrescada de imagen. Al mirarlo de frente predomina su gran rejilla, una tendencia estética muy en boga actualmente. Las líneas laterales son fluidas y es evidente que la aerodinámica es una consideración primordial. No solo por la menor resistencia al viento, que se traduce en mejor economía de combustible, sino que además es parte de ese lujo intangible. Es el silencio interior que caracteriza, entre otras cosas, a un auténtico sedán de alto nivel como el LS 500H.

Las luces traseras hacen un eco perfecto a las frontales. Rematan así un diseño congruente y armónico, que no deja indiferente a quien lo mira: es un coche que se nota. Un detalle genial es la apariencia de tres volúmenes. También destaca que al abrir la cajuela ,operada eléctricamente en apertura y cierre, es evidente que se trata de un dos volúmenes con una extraordinaria capacidad de equipaje.

La propulsión parte de un motor V6 de 3.5 litros y aspiración natural, favorecida por su inmediata respuesta al acelerador y que en combinación con dos motores eléctricos ofrece tracción integral y una potencia combinada de 354 caballos de fuerza y un torque de 350 libras/pie, más que adecuados para impulsar este sedán de 5.23 metros de largo — sí, es grande y por tanto muy espacioso y confortable—.

Por dentro la combinación entre confort y tecnología hacen del LS un lugar del que no se quiere salir. Asientos de suave cuero con un patrón de costuras. Están inspirados en el origami. También con sistema de masaje para cada lugar y calefacción y refrigeración. Ambos se controlan independientemente por cada ocupante al igual que 22 ajustes en los delanteros. Habría que ser más quisquilloso que la princesa del cuento con el guisante para no encontrar una posición perfecta dentro del LS.

El equipo de audio fue desarrollado por la prestigiosa firma de audio Mark Levinson. Cuenta con nada menos que 23 bocinas: hablar de sala de conciertos rodante es como apenas empezar a definirlo. La calidad de los materiales y el ensamble no admite ninguna queja. El tratamiento oscuro y mate de la madera es sumamente discreto y elegante. Grandes pantallas conforman el cuadro de instrumentos totalmente digital. La que comprende el sistema multimedia es de 12.3 pulgadas con control táctil, es un diseño ergonómico y compatibilidad con Apple CarPlay y Android Auto. Además de contar con un cargador inalámbrico, puertos AUX y USB.

Las posibilidades de personalización son amplias. También la batería de sistemas de seguridad electrónica, el control de crucero activo, alertas precolisión, asistencia para la dirección en maniobras a baja velocidad, monitoreo del entorno por medio de múltiples cámaras y asistente para estacionamiento totalmente automático.

Al tomar el volante de un sedán de este nivel, la sensación no es lo primero en lo que se piensa. Es sorprendente lo bien que informa sobre lo que sucede al nivel de la carretera, con una aceleración continua y uniforme, lo que hace pensar que trae un motor más grande. Además, la eficiencia en cuanto a combustible del sistema híbrido es algo que no es para nada desdeñable. Los diferentes ajustes permiten escoger entre confort, un uso normal y un comportamiento más deportivo, es decir, con menos inclinación en las curvas y una suspensión un poco más firme; aún así la marcha es definitivamente confortable. Realmente no dan ganas de bajarse de este auto, ya sea al volante o al viajar en el asiento posterior.

Esta obra de ingeniería automotriz es realizada en Tahara, ubicado en la Prefectura de Aichi, Japón. Al pensar en un reloj japonés que pudiera asemejarse al concepto del LS 500H, el primero que vino a la mente fue un Grand Seiko con mecanismo Spring Drive, en este caso el SBGA413 o “Shunbun”. Una pieza que evoca el florecer de las flores de cerezo, o “Sakura” en japonés. Su carátula trabajada a mano tiene un ligero tono rosado en homenaje a esta hermosa temporada del año en Japón. Esta pieza está realizada en liviano titanio terminado con el famoso pulido Saratsu. Pero lo que más destaca es el increíblemente suave movimiento de su aguja segundera.

Esto se debe al inigualable calibre mecánico Spring Drive, un sistema híbrido, tal como el del Lexus LS. Se trata de un movimiento mecánico automático, controlado por un sistema electrónico a cuarzo que regula su funcionamiento, el cual es alimentado por una batería que también se mantiene cargada por medio de un micro generador eléctrico impulsado por el mismo rotor que mantiene a tope el muelle principal. Esta hermosa pieza de relojería y tecnología es producida en el Shinshu Watch Studio en la población de Shiojiri, en la Prefectura de Nagano, Japón.

Agradecemos a Off Road México por prestarnos sus instalaciones para esta sesión fotográfica.

Carlos Matamoros

Recibió su primer reloj a los siete años, aprendió a cuidarlo y desde ahí ya no hubo vuelta atrás. Gracias a la carrera espacial y a las de autos, su pasión se dividió entre las máquinas que miden el tiempo y las dedicadas a vencerlo.

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