Singer y la (re)imaginación al poder

Todas las piezas en el rompecabezas de Singer Reimagined encajaron a la perfección para convertirse en uno de los lanzamientos de marca más interesantes de 2017. La pasión de Marco Borraccino por los autos deportivos y su admiración por el trabajo de Rob Dickinson en Singer Vehicle Design, una compañía que desde 2009 restaura, optimiza y personaliza ejemplares del Porsche 911 con motor enfriado por aire.

La visión de Dickinson para confiarle el proyecto de la firma a Borraccino, un diseñador especializado en relojes con amplia experiencia en Panerai y quien es consultor para varias compañías, así como la gigantesca coincidencia de que el relojero Jean-Marc Wiederrecht, de Agenhor, estuviera finalizando el desarrollo de AgenGraphe, movimiento que coincidía con la visión de Borraccino para su primer modelo: un cronógrafo revolucionario con una legibilidad mejorada en el que las tres manecillas de los contadores de horas, minutos y segundos parten del eje central. Esta disposición asegura una lectura intuitiva y rápida de los tiempos de medición.

Además, la superposición de los contadores permite ganar un espacio que se traduce en unos índices y agujas más grandes de lo habitual, a diferencia de los cronógrafos comunes con los totalizadores separados y muy pequeños. El nombre de este reloj es Singer Track 1. Borraccino cuenta la historia de este concepto.

PRIMER CÓMPLICE

“El proyecto surgió por mi gran pasión por los autos y mi fascinación por lo que Rob [Dickinson] estaba haciendo en Singer. Le escribí un correo solo para decirle cuánto lo admiraba, yo lo seguía como un niño y amaba su trabajo. Me contestó después de media hora, seguimos en contacto y descubrimos que teníamos intereses en común. Le conté lo que hacía y me dijo que le encantaría hacer un reloj. Y empezamos a hablar sobre eso”.

EQUIVALENTE RELOJERO

“Rob me dijo que varias marcas relojeras le habían propuesto hacer co-branding y que se había rehusado porque no le interesaba ese enfoque. Quería desarrollar algo de acuerdo con los valores de su firma, pues no era una cuestión de marketing sino de credibilidad. Así que comencé a pensar cómo sería un reloj hecho por Singer. Teníamos que romper esquemas porque lo que ellos hacen con los coches no es fácil de imaginar. Por ejemplo, alguien en Europa no modifica esos autos por el valor de la autenticidad, pero lo que Rob logra es llevarlos a un nivel más elevado e incluso mejorarlos, con todo respeto a los Porsche tradicionales. La cuestión era crear un equivalente en la relojería”.

LA CHISPA

Pasamos por varias fases siempre con la idea de seducir a los amantes de los autos y capturar el espíritu de los Porsche que Singer interviene. ¿Debíamos tomar como referencia al Daytona, el Royal Oak y relojes así? De forma natural nos dimos cuenta de que no, porque perderíamos originalidad. Ampliamos nuestra visión al Autavia y el Speedmaster. Lo que muchos de esos modelos tienen en común es que han convertido al cronógrafo automático en una complicación clásica. Esa fue la chispa que nos llevó a preguntarnos cómo podíamos mejorar el cronógrafo”.

UN ASUNTO DE LEGIBILIDAD

“En los cronógrafos que se han hecho durante mucho tiempo, los contadores son muy pequeños y difíciles de leer. El reto que nos pusimos fue diseñar uno legible. Pensé que tenía que deshacerme de todos los elementos de la esfera que no fueran útiles y llegué a un concepto muy rápido: quitar las indicaciones horarias del centro y poner allí la información cronográfica. A Rob le encantó y me dijo que lo fabricáramos. Pero había un pequeño detalle: el movimiento”.

EL TERCER MOSQUETERO

“Sabía que desarrollar un cronógrafo así era factible, pero también que este tipo de productos requieren paciencia y dinero. Tenía que encontrar a alguien que se interesara en crear el mecanismo y pensaba que tardaría unos años y que costaría unos cuantos millones. Un día platiqué con Jean-Marc Wiederrecht (dueño de Agenhor) y le conté la historia. Me dijo: ‘Me encanta la idea, pero no lo hagas. He visto a mucha gente con grandes ideas y buenos planes de negocios que no han funcionado. A nadie le va a importar este tipo de California que quiere hacer relojes’. Le mostré los bocetos del cronógrafo. Me miró con la cara un poco enrojecida y preguntó: ‘¿Quién diablos va a hacer el movimiento de tu reloj? No es posible que tengas este diseño. ¿Quién te dijo? Llevo siete años trabajando en este concepto’. Resultó que teníamos la misma idea y nos encontramos. Jean-Marc me dijo que era una señal de que teníamos que colaborar y así lo hicimos. Rob vino a Ginebra y empezó a nacer una amistad. Fue un comienzo muy natural y humano de la marca, con mucha confianza entre los tres”.

REIMAGINAR ES LA CUESTIÓN

“Queríamos que el estilo del reloj fuera sutil, no queríamos crear una pieza show-off, lo que hubiera sido muy fácil. Decidimos apostar por algo más personal e íntimo. Todo en el Singer Track 1 está muy bien pensado. Lograr el acabado en titanio tomó meses y el disco giratorio tenía que ser tan ligero y rígido como fuera posible porque la inercia cuando mueves la muñeca es mucha, así que tuvimos que encontrar una aleación especial. También hallamos un tratamiento que hace que el aluminio parezca cerámica sin alterar el grosor del disco. El movimiento es muy hermoso por lo que no quisimos ocultarlo, así que decidimos colocar la masa oscilante del lado opuesto, debajo de la esfera. Aunque el reloj se ve clásico y normal, reimaginamos todo. Igual que con los coches de Singer, mientras más rascas la superficie, más descubres los detalles y entiendes cómo funciona”.

LA MÚSICA DEL TIEMPO

El nombre de este cronógrafo, Track 1, tiene doble significado. En inglés Track se usa para referirse a una pista de carreras, pero también a las canciones de un disco. El modelo Track 1 es nuestra primera canción. No es algo casual, porque Rob era cantante de rock en los años 90, de ahí que la marca se llame Singer (cantante en inglés). Seguiremos reimaginando complicaciones clásicas para volverlas más funcionales y divertidas”.

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