Una expedición por una de las tierra más gélidas del mundo, donde el Arraw Marine de RJ se desplegó en su elemento: el agua. Sin embargo la marea aún no alcanzaba el punto exacto. Debía subir, pero no tanto como para que el Royal Princess no pudiera atravesar el puente con el que nos despediríamos de Vancouver para dirigirnos, en cosa de siete días, a Anchorage, la ciudad más grande de Alaska.
Aunque el abordaje había comenzado a las 13 h, las manecillas del Arraw Marine marcaban ya las 3:01 cuando por fin dejamos el puerto. Nick Nash, el capitán del crucero, aseguró que, pese al incidente, el itinerario se mantendría apegado al plan original. Así fue y, habiendo pasado dos días en altamar, llegué al puerto de Ketchikan.
