Tempo mexicano

Todo tiene que ver con el tempo. Es lo que determina la velocidad, la distancia entre los sonidos y los silencios de cuya combinación resulta la música. “Alguien que crea música hace lo mismo que un reloj: te recuerda que es tiempo de aprovechar tu vida al máximo”, dice Daniel Froschauer, primer violín y presidente de la Orquesta Filarmónica de Viena.

Durante su visita a la Ciudad de México en marzo, la Filarmónica de Viena presentó —con apoyo de Rolex y un éxito rotundo— sus ejecuciones perfectas de Brahms, Mozart, Mahler y Berliotz en el Palacio de Bellas Artes y el Auditorio Nacional. El público local que para Froschauer suena “a vida, a movimiento y a colores” fue, en sus palabras, atento y apasionado, una de las muchas razones por las que quieren que sus conciertos en el país sean más frecuentes. Y es que entre 1991, 2006 y 2018 pasaron muchos más años de los que la audiencia hubiera deseado. 

Agradecemos a Rolex los eventos de estas noches”, agrega Froschauer. “Por supuesto queremos que se repitan. A todos mis compañeros y a mí nos encantaría volver a venir”.

Para todos los músicos austriacos que lo acompañan, México es especial por tres razones: “La primera es que el austriaco Maximiliano de Habsburgo, quien fue emperador de México en el siglo XIX, llevó muchos árboles mexicanos a Austria que hoy son parte importante de nuestro paisaje natural. La segunda es que México fue el único país que estuvo en contra de que Alemania tomara control de Austria en 1938. La tercera, ya muy al interior de la Filarmónica, es que uno de nuestros compañeros conoció aquí a su esposa en 1985, y la suya es una historia que nos encanta”.

PASIÓN AUSTRIACA

Daniel Froschauer (Viena, 1965), egresado de Julliard, es presidente de la orquesta desde hace tres años durante los cuales la ha liderado en todo sentido.

Esto implica darle continuidad a la tradición musical de la Filarmónica y también a sus alianzas, lo que incluye la relación que tienen con Rolex. La firma de la corona se convirtió en su socio exclusivo en 2008 y, desde 2009, patrocina el concierto de Año Nuevo que la orquesta —fundada en 1842— ofrece cada primero de enero en el Wiener Musikverein, su recinto oficial, desde hace más de 70 años.

Además del mencionado concierto y de su otro gran evento, la presentación de verano que ofrecen entre mayo y junio en el parque del Palacio de Schönbrunn, la marca y la orquesta organizan las Noches de Concierto Rolex en distintos escenarios del mundo. Así resaltan su compromiso de hacer que la música clásica sea accesible para todos.

Generar estas colaboraciones es prioritario para Rolex, que busca relacionarse con la excelencia a través de instituciones y personas que trabajan por el progreso de la humanidad. Esto es parte del ADN de la casa, ya que su fundador Hans Wilsdorf encontraba inspiración en los protagonistas de los grandes avances que vivió la sociedad durante el siglo XX.

La relación de Rolex con la música comenzó en la década de 1970, cuando la firma convirtió en una de sus Testimoniales a la soprano Kiri Te Kanawa. A ella le han seguido figuras como Plácido Domingo, Rolando Villazón, Sonya Yoncheva y el prodigio venezolano Gustavo Dudamel, actual director de la Orquesta Filarmónica de Los Ángeles y la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar, y director honorario de la Sinfónica de Gotemburgo.

Además, Dudamel es director invitado de la Filarmónica de Viena, y ha sido la persona más joven en conducir su famoso concierto de Año Nuevo. Sobre él, Froschauer opina que “hace que los grandes momentos sean más grandiosos. Parece magia”. Inexplicable de manera técnica, Froschauer describe el “efecto Dudamel” como “un fuego” que combina a la perfección con la pasión austriaca. “Cada año tenemos un mejor ritmo. Nos hace muy felices trabajar con él”.

MÁS QUE UN PATROCINIO

“Nuestra relación con Rolex es excelente”, asegura Froschauer. “Compartimos metas de excelencia y elegancia. Nos interesa alcanzar los más altos estándares en la música, así como ellos lo hacen en la relojería”.

Para adentrarse en el mundo de Rolex, Froschauer visitó la manufactura, donde se maravilló ante la precisión y pasión con la que se fabrican los guardatiempos. “Quienes trabajan ahí quieren que lo que hacen sea lo mejor de lo mejor, y eso es algo que también sentimos en la orquesta”, explica.

Otro ingrediente que suma éxito a esta relación de 10 años es que Rolex ha sido más que un socio de negocios: “Son también nuestros amigos, no cambian nuestras decisiones artísticas y eso es muy importante para nosotros. El apoyo que nos brindan va más allá de lo que podría dar cualquier otro patrocinador”.

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