25 años de Chopard Manufacture

La firma crea su primer horas saltantes para conmemorar el aniversario de su manufactura. Un reloj de gran simplicidad, limitado a 100 piezas.

Época de celebraciones en la prestigiosa firma ginebrina. Se cumplen 25 años de Chopard Manufacture, el prolongado anhelo de su copresidente Karl-Friedrich Scheufele de recuperar el legado relojero del fundador Louis-Ulysse Chopard. Poco queda por contar de este laborioso proyecto. Un esfuerzo enorme que devolvió a la firma al pódium de las grandes manufacturas y que sirvió de acicate para que otras compañías emprendieran su propia aventura industrial.

La trayectoria de Chopard Manufacture ha sido impecable hasta la fecha. Fueron pioneros en adoptar tendencias que más tarde se han generalizado en el sector, como las reservas de marcha de larga duración (tecnología Quattro) o los certificados oficiales de cronometría (impulsores del certificado del Fleurier Quality Foundation Certification). Todo ello mediante una pauta estética muy personal que nos ha enseñado cómo ser elegante sin caer en el clasicismo tradicionalista. 

Muchos de ellos rasgos los encontramos en el L.U.C Quattro Spirit 25, el reloj conmemorativo de este aniversario. Eso sí, la pieza trae una importante novedad que seguro agradecerán los seguidores de la casa, porque estamos ante el primer horas saltantes realizado por Chopard Manufacture en sus veinticinco años de existencia.

Comencemos por los detalles técnicos. El reloj equipa un calibre de carga manual con la mencionada tecnología Quattro: cuatro barriletes que le otorgan una reserva de marcha de 216 horas, aunque queda limitada a ‘solo’ 190 horas dada la gran cantidad de energía que necesita el mecanismo de horas saltantes. Es casi imposible encontrar en el mercado un reloj con esta complicación capaz de funcionar ininterrumpidamente durante ocho días. Por cierto, el calibre posee el reconocimiento del Punzón de Ginebra

Máxima simplicidad

Pasamos al apartado estético. Aquí, el L.U.C Quattro Spirit 25 cumple la máxima de mostrar un mecanismo de alta complicación del modo más simple posible. La presentación queda reducida a la mínima expresión. Ante nosotros aparece solo la aguja de minutos y la ventana de horas saltantes. Incluso el indicador de reserva de marcha se ha trasladado al fondo del movimiento para destacar la simplicidad de la carátula. Perfecta en sus limpias formas, la realización del dial ha sido responsabilidad del artesano esmaltador de Chopard Manufacture en Fleurier.

Y un detalle que conviene tener en cuenta para entender la curiosa disposición de la ventana junto al índice de las 6 horas. De haberse colocado en la posición habitual junto al índice de las 12, hubiera sido imposible ver el salto de hora al coincidir la ventana con el paso de la aguja de minutos. Una decisión inteligente, como todas las que viene tomando Chopard Manufacture en estos veinticinco años de andadura. 

La caja es de oro ético, con un diámetro de 40 milímetros. Viene acompañada de una correa de aligator marrón mate con forro de aligator coñac, una combinación muy típica de Chopard. La hebilla es de oro en acabados satinado y pulido. Una pieza que ya forma parte de la historia de los 25 años de Chopard Manufacture y que sale al mercado en edición limitada de 100 piezas.

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