En 1967 Rolex presentó al mundo el primer reloj Oyster Perpetual Sea-Dweller, mítico por ser diseñado específicamente para el buceo profesional. 50 años después, la saga continúa con un renovado modelo, que si bien está marcado por la fuerte personalidad de su antecesor, cuenta con rasgos distintivos que lo hacen valer por sí mismo.
La primera característica del nuevo Oyster Perpetual Sea-Dweller es su caja, ampliada a un tamaño de 43 mm, y que garantiza una hermeticidad de hasta 1,220 metros, gracias a dos factores esenciales: su carrura tallada en un bloque macizo de acero y la patentada válvula de helio, que permite regular la presión acumulada al interior de la caja durante las fases de descompresión de los buceadores.
En cuanto a la parte estética, cuenta con bisel giratorio unidireccional graduado con 60 minutos, lo que permite visualizar los tiempos de inmersión y descompresión. También lleva un disco Cerachrom negro patentado y fabricado in-house, el cual es prácticamente imposible de rayar.
Su sobria esfera negra aloja grandes índices y agujas Chromalight recubiertas de un material luminiscente que permite legibilidad en las profundidades. Finalmente, introduce una lente Cyclops sobre el cristal a las 3 h, para facilitar la lectura de la fecha.
Equipado con el calibre 32335 de nueva generación, desarrollado y manufacturado por Rolex, esta pieza cuenta también con movimiento mecánico de cuerda automática, corona enroscada con sistema de triple hermeticidad, cristal de zafiro resistente a rayaduras, reserva de marcha de 70 horas y brazalete tipo Oyster en acero 904L con cierre de seguridad desplegable Oysterlock.