La belleza de la precisión

Cuesta creerlo después de leer la nota de prensa, pero la foto que nos llega por WhatsApp a la redacción desde la misma central de De Bethune no deja lugar a dudas: un tíquet impreso con tinta térmica con la lectura de la medición de precisión señala una desviación entre 0.1 y 0.4 segundos al día en las seis posiciones a las que ha sido sometido. Casi perfecto. No hablamos de entrar en el margen permitido en los movimientos que pasan el Punzón de Ginebra (desviación máxima de un minuto a la semana), el COSC oficial (la desviación media diaria permitida es de -4 a +6 ) o tests aún más exigentes como el METAS (después de pasar su movimiento el certificado COSC, el reloj ensamblado debe cumplir un criterio de desviación de 0/+5 segundos al día) o los Cronómetros Superlativos de Rolex (-2/+2 segundos al día). Aquí simplemente no hay desviación. Hablamos del cenit de la precisión absoluta. Con este logro no es extraño que el jurado del Grand Prix d’ Horlogerie haya agraciado al DB25 Starry Varius Chronomètre Tourbillon de De Bethune como el mejor reloj del año en la categoría de Cronometría. Un premio completamente merecido.

El calibre DB2005 ha sido pensado desde su inicio con el objetivo de alcanzar esta soñada exactitud. Así lo confirma la presencia del tourbillon, concebido más como un recurso técnico esencial que un mero gancho comercial. De hecho, no hay presencia de él en la carátula. El equipo de la manufactura ha mejorado la función original del tourbillon (evitar la influencia de la gravedad terrestre) en dos aspectos muy importantes. Uno es aumentando su  frecuencia de giro (36,000 alternancias y completando una vuelta cada 30 segundos) y el otro es reduciendo su masa al mínimo posible. Su jaula es la más ligera jamás fabricada en Suiza, con un peso de 0.18 gramos para un total de 63 componentes. Es el más claro ejemplo del despliegue técnico que De Bethune ha llevado a cabo en su desarrollo, muy fácil de percibir con el mero examen del mecanismo, bello en su originalidad y perfecto acabado, en el fondo de la caja de titanio. Buen momento para observar la curiosa arquitectura de su volante de titanio con contrapesos de oro blanco o la terminación plana, patentada por De Bethune, de la espiral. Un despliegue que tiene su muestra en la disposición de segundos muertos de la manecilla de segundero.

Pero no todo es técnica y conviene detenerse en su carátula. Es perfecta en su simplicidad. Está realizada en titanio con la parte central en el característico tono azul De Bethune. Las agujas están hechas igualmente a mano. Más novedosa es la aplicación del concepto Starry Varius. Bajo este divertido juego de palabras con el más importante fabricante de violines de la historia (Stradivarius) se identifica a las referencias donde la superficie de la carátula reproduce la Vía Láctea mediante una avanzada técnica de impresión con láser y minúsculas inserciones de oro para mostrar las numerosas estrellas del firmamento. Una idea aún más brillante cuando descubrimos que este mapa astral puede personalizarse para el cliente con solo dar los datos de una fecha y un punto geográfico concretos. De Bethune se encargará de descubrir la posición exacta de las estrellas en aquel momento y lugar para pasar a reproducirla en la carátula del reloj. Así llegamos a tener un reloj perfecto (en su cronometría) y único porque no habrá otro en el mundo con una mapa astral similar.

 

FICHA TÉCNICA:

FRECUENCIA: 36,000 alternancias a la hora

PESO DE LA JAULA DEL TOURBILLON: 0.18 gramos

260 componentes.

42 mm de diámetro.

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