A la espera de alguna nueva maravilla como las que nos han brindado desde su fundación en 2004. Greubel Forsey recupera uno de sus mecanismos más celebrados de la última década en una nueva configuración. QP à Équation se presenta por primera vez con caja de oro rosa acompañada de una carátula en color chocolate. Una novedad estética para un mecanismo bien conocido por los aficionados.
La manufactura de La Chaux-de-Fonds lanzó este calendario perpetuo en 2014 dentro de su proyecto de reinterpretar las complicaciones clásicas. Antes había sido el turno del tourbillon y la indicación GMT y más tarde vendría la repetición de minutos. ¿Qué hace diferente a las creaciones de Greubel Forsey del resto de firmas del mercado? Más allá del extraordinario nivel de acabado de cada reloj, los maestros relojeros Robert Greubel y Stephen Forsey se enfrentan a las mencionadas complicaciones relojeras sin ninguna atadura presupuestaria o histórica.
No hay un pasado al que honrar, por lo que todos los relojes de Greubel Forsey lucen contemporáneos sin necesidad de apelar a elementos deportivos. Cada movimiento es planteado de cero, apelando a aquello que el cliente le gustaría encontrar en el reloj o cómo debería manejarlo del modo más sencillo posible. Aquí no hay imitaciones: los dos maestros son los encargados de establecer la senda por la que quieren conseguir la meta. De ahí la radical originalidad del QP à Équation.
Lo mejor que se puede decir del QP à Équation es que es un reloj tan completo como sencillo de leer y manejar. En total cuenta con quince indicaciones repartidas en ambas caras, algunas de ellas de concepción exclusiva, lo que ha valido a la manufactura la solicitud de cuatro patentes. En el frontal encontramos las funciones propias del calendario perpetuo, con una indicación lineal y completa de la fecha, más los contadores de 24 horas (especialmente concebido para facilitar el cambio de hora sin riesgo), las fases de años bisiestos y el ajuste de la corona.
Esta tiene un papel fundamental en el mecanismo al servir tanto para el ajuste de la hora como del calendario (de ahí la doble señal junto al indicado de las 3 horas). Y, lo que es más importante, la corrección es bidireccional. Mucho más rápida y segura que la tradicional. En el fondo de la caja aparece la ecuación del tiempo. Esta complicación, siempre asociada los calendarios, controla la diferencia entre la hora civil y la hora solar real que cambia a lo largo del año hasta alcanzar una desviación máxima de unos 16 minutos.
No es que sea muy popular, pero es fácil encontrar entre las grandes firmas del mercado referencias con ecuación del tiempo. Lo que sí es exclusivo del Greubel Forsey es la curiosa forma lineal que tiene de mostrar la desviación temporal, vistosa y cromática, acompañada de un sencillo disco de meses del año. Es, como decimos, una disposición única. Como únicos son todos los relojes de la manufactura. No nos extrañaría seguir encontrándonos nuevas versiones del QP à Équation. Ya es un clásico del clásico de pleno derecho y lo seguirá siendo en el futuro.