Amor por Patek Philippe

Nunca es fácil emprender una aventura en solitario. Para conseguirlo hay que dar con una inusual mezcla de valor y cerebro. Ser capaz de dar ese paso adelante, pero también mantener la cabeza fría para saber que toda pasión debe venir apoyada por un frío cálculo que confirme la viabilidad económica del proyecto. En esta tesitura se encontraba el estadounidense John Reardon, uno de los grandes expertos mundiales de relojes históricos de Patek Philippe. “He estado dando vueltas a la idea de trabajar por mi cuenta en los últimos diez años, pero, visto en perspectiva, sabía que no estaba preparado para ello. Para crear tu propio negocio necesitas el apoyo y la confianza de la familia y amigos en un grado que nunca hubiese imaginado”, nos comenta el propio Reardon. El negocio al que hace referencia es Collectability, un portal de internet dedicado a la historia de Patek Philippe, del cual hablaremos en detalle más adelante. La creación de Collectability supone el último paso de una carrera dedicada en exclusiva a los relojes históricos y donde la venerable casa ginebrina siempre ha ocupado un papel fundamental.

Reardon inició su pasión por los relojes en la etapa adolescente. Sus primeros pasos los dedicó a montar y desmontar relojes de bolsillo y pared. Más tarde llegó la oportunidad de trabajar como voluntario en un museo cercano a su casa y disfrutar así de su colección de piezas antiguas. Por supuesto, “era una afición en aquellos momentos y nunca llegué a imaginar que acabaría convirtiéndose en mi modo de vida”. El paso al mundo laboral llegó en 1997 de la mano de Sotheby’s. “Comencé en el escalón más bajo de la compañía. Era el chico encargado de llevar los cafés a los especialistas y etiquetar las piezas; eso si tenía un poco de suerte”. La parte que recuerda con más cariño de aquellos primeros tiempos era la elaboración de los archivos de relojería, mucho antes de que comenzara la era digital. “Mi labor consistía en coger catálogos antiguos e ir recortando cada uno los relojes para pegarlos en fichas individuales. Después apuntaba el precio alcanzado por cada reloj, quién había sido su vendedor y quién lo había comprado.

Hice este trabajo durante cientos de horas y me ayudó a aprender dos cosas fundamentales. Primero, que Patek Philippe era el gran rey de este mundo. Además, me ayudó mucho a familiarizarme con los nombres de los grandes protagonistas del sector de las subastas. Ahora tengo la suerte de considerar mis amigos a muchas de estas personas que solo conocía por entonces en las fotos de los catálogos”.

El Nautellipse Ref. 3770J del joyero Gübelin, oriundo de Lucerna.

La sola mención de Patek Philippe es la mejor excusa para que Reardon despliegue todo su conocimiento y amor por la firma. “Desde el inicio de mi carrera he estado obsesionado con Patek Philippe y no he parado de leer y estudiar todo lo relativo a la marca que ha caído en mis manos. Vivía y respiraba para Patek Philippe, ¡y todavía lo hago!”. Desde esta perspectiva, estaba claro que el sueño de Reardon pasaba por trabajar para la marca, tal como se hizo realidad en el año 2000. “En aquel momento recibí la llamada de una misteriosa headhunter que estaba reclutando gente para trabajar en Patek Philippe. Pronto me vi siendo entrevistado en Henri Stern Watch Agency, la sede americana de la casa, por su presidente en aquel momento, Hank Edelman, y la vicepresidente Tania Edwards. La gente de la firma era tan impresionante como sus relojes: auténticos, realistas, conservadores: simplemente los mejores de todo el negocio. Tenía claro que quería trabajar allí, incluso aunque tuviera que rebajarme el sueldo. Vivir un sueño no tiene nada que ver con el dinero: es seguir tu pasión”.

El reloj de mesa solar Ref. 815 fabricado en 1970.

Durante una década (2001-2011) Reardon estuvo trabajando para la casa ginebrina en suelo estadounidense en labores de marketing y ventas para después volver al mundo de las subastas, esta vez de la mano de Christie’s. A la vez que desarrolla su trabajo, el experto comienza a dar forma al que sería su proyecto más personal. Las razones para dar este giro, que explicaría la posterior creación de Collectability, nos las da él mismo. “Cuando llevas mucho tiempo en subastas te das cuenta de ciertos detalles significativos. El más llamativo es que las subastas de relojes representan menos del 1% de la facturación de las grandes casas y esto siempre tienes que tenerlo en cuenta cuando trabajas para una firma internacional del sector. Las casas están volcadas en el mundo del arte y los relojes no dejan de ser una especie de divertimento”. Por otra parte, “no me quitaba de la cabeza la idea de dedicarme en exclusiva a los relojes, y más concretamente a Patek Philippe”. El impulso de su círculo más cercano fue decisivo para que Reardon diera el paso definitivo y Collectability viera por fin la luz el pasado verano.

Un portentoso pocket doble split second de Patek con el sello de Tiffany.

¿Qué es exactamente Collectability? Está claro que el negocio del portal de Reardon se centrará en la compra y venta de piezas históricas de Patek Philippe, aunque el experto estadounidense incide en que su proyecto es mucho más que eso. “Nuestro primer objetivo es educar. Cuando la gente conozca mejor la marca y sus valores, más fácil será para ellos comprar y vender piezas. No buscamos el beneficio rápido. Nos interesa más levantar la compañía en los valores de compromiso y confianza, que son los mismo que identifican a Patek Philippe”. Bajo esta premisa, Collectability se presenta como un gran centro de reunión donde los aficionados a la firma ginebrina puedan adquirir y vender piezas antiguas, pero también reunirse y hablar de su pasión común. Para conseguirlo se encuentra inmerso en el proceso de formación de un equipo “pequeño y muy formado”, que ya cuenta con el flamante y espectacular fichaje de Tania Edwards, la anterior vicepresidenta de Henri Stern Watch Agency. “Es alguien que ha trabajado para la firma desde finales de los años ochenta, así que la conoce mejor que nadie. Ella liderará el equipo de marketing y relaciones públicas. También me ayudará a buscar piezas interesantes gracias a su extensa red de contactos. Pero lo mejor de todo es que ella es una verdadera enciclopedia humana de todo lo que ha hecho Patek Philippe desde 1988. Se puede imaginar las conversaciones que hemos tenido sobre la marca”.

Tania Edwards

El elemento educacional que Reardon quiere imponer a Collectability pasa de manera invariable por romper con algunos de los mitos que preceden al coleccionismo de piezas vintage de la casa. El más habitual es solo si eres rico puedes comprar un Patek antiguo. “Eso es algo con lo que no estoy de acuerdo. El catálogo de Collectability tendrá actualmente alrededor de un centenar de piezas. Las más valiosas no aparecen en la web. Con ciertos relojes es básico mantener la discreción, y con los compradores debes mantener la misma actitud”. Si encontramos algunos ejemplares de la referencia 3970, una de las más buscadas por lo coleccionistas y cuyos precios no están al alcance de todo el mundo. “Pero también tenemos ejemplares disponibles para la venta desde cinco mil dólares. A mí me parece increíble tener la oportunidad de conseguir fantásticos relojes vintage por debajo de los diez mil dólares. Con cincuenta mil dólares puedes empezar tu propia colección de Pateks antiguos con tres o cinco piezas. No necesitas ser millonario para tener una buena colección de Patek Philippe de coleccionismo”.

Un encendedor de oro y esmalte verde Ref. 9508.

Cómo no, la conversación deriva hacia las piezas que le gustaría a Reardon tener en su poder para poder sacar a la venta. “Recientemente compré una caja original que perteneció a Henry Graves Jr. La encontré gracias a su nieto, Pete Fullerton hace diez años en su casa. Posteriormente fue vendida en Sotheby’s en 2013. Esta caja es exactamente igual a la realizada para el Supercomplication. También incluye la inscripción latina en nácar Esse Quam Videri (Ser más que parecer) y el emblema familiar. Dentro de la caja encontramos un juego de agujas y un cristal con el número del movimiento del reloj para el cual fue realizado. Era un reloj de platino destinado a las competiciones de observatorio. Si tienes un reloj de estas características y con número de movimiento 190XX, llámame, por favor. Te haré una oferta irrechazable”. Es importante recordar el papel que el Supercomplication de Henry Graves Jr. ha tenido en la trayectoria del propio Reardon, quien fue uno de los miembros del equipo encargado de la subasta organizada por Sotheby’s el 2 de diciembre de 1999 y cuyo precio de 11 millones de dólares le convirtió en el reloj más caro jamás vendido hasta entonces. El récord sería más tarde superado hasta quedar situado hoy en día en los 31 millones pagados en la última subasta de Only Watch por la versión en acero del Grandmaster Chime.

Aquanaut Ref. 5064A de cuarzo de los 90.

¿Veremos pronto este récord también superado? “Veo muy difícil que otro reloj lo supere en un corto plazo de tiempo”, nos confiesa Reardon. “Pero me gusta que esta opinión quede impresa en un documento, porque tarde o temprano este récord volverá a caer”. Lo que sí tiene claro Reardon es el reloj que nunca venderá: “Mi Aquanaut 5064A de cuarzo. No es el mejor de los relojes, pero de un modo u otro siempre acaba en mi muñeca. Fue mi primer Patek y eso es algo irremplazable”.

 

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