En los combates de judo no gana el más grande, sino el que se mueve mejor. Y esto es lo que hemos hecho en H. Moser & Cie.”. Quien habla es Nicholas Hoffman, director de ventas internacionales de la firma, quien nos ha visitado en México con motivo de la última edición de SIAR. Y no le falta razón en su comparativa. H. Moser & Cie. no es una firma de un tamaño enorme, pero sí se ha movido veloz en los últimos años hasta hacerse un hueco en el competido mercado de la Alta Relojería.
Son audaces, toman riesgos y con sus acciones originales han logrado estar en boca de todos los aficionados. “Apenas fabricamos unos 1,500 relojes al año. No tenemos el mismo presupuesto de marketing que las firmas más grandes, así que hemos tenido que ser inteligentes a la ahora de promocionarnos”. Rememoramos con él piezas como el Swiss Mad, un reloj concept presentado en 2017 fabricado con queso y que lanzaron como reivindicación de la relojería suiza. Aquel movimiento dio a H. Moser & Cie. una enorme repercusión mediática, con apariciones en medios tan prestigiosos como Financial Times, New York Times o Herald Tribune.
Tres veces nacida
Estamos hablando de acciones muy concretas realizadas en los últimos años, aunque la historia de H. Moser & Cie. viene de muy lejos. Comienza 1826 de la mano de Heinrich Moser, un joven relojero procedente de la ciudad suiza de Schaffhausen. Casualidades de la vida, Moser no pudo ser profeta en su tierra. Denegado el permiso para establecer una fábrica de relojes en su ciudad natal, el joven relojero tuvo que viajar a Rusia para crear su propia marca. Fue allí donde Moser logró labrarse su fama y fortuna, con relojes fabricados en Suiza y después enviados a su país de adopción. Años más tarde regresaría a Schaffhausen en 1853 como relojero de éxito para proseguir el trabajo iniciado en el país de los zares.
Como ha ocurrido tantas veces en la relojería suiza, la trayectoria de H. Moser & Cie. ha estado salpicada de diferentes vaivenes. La firma cambió de manos pronto ante el desinterés del heredero por seguir con el negocio del fundador. La revolución de 1917 acabó con la herencia rusa. En realidad, H. Moser & Cie. hubiese pasado a ser otro nombre olvidado de la historia de la relojería si no llega a ser por el empeño del empresario Thomas Straumann de refundar la firma en 2001. Comenzaba entonces un nuevo proyecto, de nuevo radicado en Schaffhausen, al calor del nuevo boom que vivió la industria a comienzos de este siglo.
Aunque H. Moser & Cie. llamó pronto la atención, la firma no fue ajena a la crisis económica de 2008. Vino en su rescate MELB Holding, un pequeño entramado familiar capitaneado por Georges-Henri Meylan, bien conocido en su sector por su paso como consejero delegado de Audemars Piguet. Sin embargo, quien se haría cargo de la firma sería su hijo Edouard, consejero delegado de la firma desde 2013.
Edouard Meylan, empuje para la Alta Relojería
Edouard Meylan asumió el cargo con apenas 37 años y ha sabido transmitir esa juventud a la marcha de la compañía. Él es responsable de las mencionadas acciones de marketing, pero también de haber sabido actualizar el catálogo de la firma con un gran cénit en la reciente de colección Streamliner. “Sí que ha sido un enorme éxito”, reconoce Nicholas Hoffman. “Ha sido un imán para atraer a nuevos clientes a la marca, pero queremos protegerla y que no fagocite al resto de colecciones, así que vigilaremos mucho su producción”. De hecho, Hoffman nos comenta que uno de los modelos, el Streamliner Centre Seconds Matrix Green, han tenido que suspender la solicitud de peticiones porque no podían garantizar más piezas. Los siguientes ejemplares se entregarán ya en 2023.
Pero todo este éxito tiene una base muy sólida. Como nos recuerda Nicholas Hoffman, “la anterior dirección de H. Moser & Cie. tenía muy claro que debían producir sus propios movimientos. Decidieron tomar el camino más largo y creo que esto nos ha dado la legitimidad para después hacer cosas tan locas como el Swiss Mad, porque teníamos una manufactura detrás. En la actualidad tenemos catorce calibres propios fabricados todos ellos en nuestra manufactura de Schaffhausen”. Aunque el proyecto de autoabastecimiento de H. Moser & Cie. va más allá.
(Casi) nadie más hace esto
Como bien sabemos, hay un buen número de firmas en Suiza que fabrican sus propios mecanismos. Lo que es más difícil de encontrar son casas que produzcan también sus espirales. H. Moser & Cie. es una de ellas y la razón de esta singularidad hay que encontrarla de nuevo en el renacimiento de la marca a comienzos del siglo XXI. Mencionábamos antes a Thomas Straumann. Quizás les sea un nombre familiar para algunos lectores. Su abuelo Reinhard fue el inventor del Nivarox, la aleación con la que están fabricados la gran mayoría de las espirales del mercado. Thomas Straumann decidió crear a la par que H. Moser & Cie. una fábrica dedicada en exclusiva a la fabricación de espirales, volantes y demás componentes del escape del movimiento.
Su nombre es Precision Engineering y también estuvo incluida en la operación de compra por parte de MELB Holding en 2012. “Sin duda es una parte fundamental de nuestro negocio”, nos cuenta Nicholas Hoffman. “Somos proveedores de más de una veintena de marcas del mercado, muchas de ellas grandes nombres. Hay que tener en cuenta que la producción de H. Moser & Cie. es de apenas 1,500 relojes y que en Precision Engineering fabricamos unas 250,000 espirales al año”.
Con estas bases, es normal que H. Moser & Cie. esté considerada uno de los nombres a descubrir dentro del negocio relojero. También en México, puesto que la firma ha comenzado una nueva etapa en su distribución de la mano de Berger. El mejor modo de redescubrir una gran marca.