Fue la gran hazaña épica de Tudor. Se cumplen 70 años de la British North Greenland Expedition. El equipo de marineros y científicos que realizaron estudios geológicos de la capa del hielo en Groenlandia iba equipado con 30 relojes Oyster Prince. Otra herramienta vital más que, en condiciones extremas, se probó sobre el campo de investigación. Un 8 de julio de 1952 la expedición partía de Deptford, a orillas del Támesis en Londres. Y el nuevo Tudor Ranger celebra la hazaña.
La explicación se la debemos a Hans Wilsdorf, fundador de Rolex y Tudor, que concebía el mundo como un gran laboratorio real para probar los relojes en condiciones extremas. El Explorer salía en 1953 en la muñeca de Sir Edmund Hillary hacia la cumbre del Everest. Pero aquí Tudor fue un gran pionero. Tudor le ganó, por una vez, a Rolex, si no contamos que Mercedes Gleitze cruzó el canal de la Mancha en 1927 y Sir Malcolm Campbell batía récords de velocidad con el Bluebird en los años 30. Las condiciones extremadamente hostiles de Groenlandia registraron temperaturas heladas por debajo de los 60 grados, y el Oyster Prince de Tudor siguió funcionando como si nada.
El diseño de una herramienta
El nuevo Tudor Ranger mantiene sus grandes números arábigos con material luminiscente y las agujas de diseño único. El rediseño de la pieza retoma sus características más originales y se elimina la ventana de fecha, como aquella variante de 1973 más grande y con brazalete integrado. La estética de la pieza es más reconocible tal como se definió en los años 60. La caja es de 39 mm y está fabricada en acero con acabado satinado, al igual que el bisel. Su esfera abombada presenta una carátula negra, con acabado granulado, y los números e índices refuerzan la luminiscencia con Super-Luminova®, al igual que las agujas “Ranger”. Diseño sumamente pragmático, funciones básicas y perfecta legibilidad.
El Tudor Ranger cuenta con el calibre MT5402 de manufactura. Certificado COSC con precisión mejorada (de -2 a +4 segundos) y una reserva de marcha de 70 horas. Espiral de silicio que garantiza fiabilidad y longevidad. La pieza llega disponible con brazalete integrado, el textil Jacquard de la firma, así como una correa que combina caucho y cuero negro. Para intercambiarlas, hay que llevarlo a servicio. Lo más interesante de su brazalete (satinado) es el cierre “Tfit” equipado con sistema de ajuste rápido. Permite una extensión instantánea hasta 8 mm sin necesidad de herramientas.
Historia y precisión
La historia del nombre Ranger se remonta mucho más allá de la British North Greenland Expedition. Aunque los relojes Tudor utilizados por sus miembros entre 1952 y 1954 nunca llevaron esta inscripción en sus esferas, el Ranger se mantuvo como un instrumento robusto, práctico y asequible, nacido en Tudor durante esta época. En realidad, el nombre se remonta a 1929, cuando el propio Wilsdorf lo registró , tres años después de registrar la marca Tudor.
Teniendo en cuenta aquellas temperaturas previstas en Groenlandia por la expedición británica, aquellos originales Oyster Prince enviados para el proyecto fueron especialmente lubricados con aceite “ártico” y provistos de extensiones de brazalete para que los relojes pudieran llevarse sobre las mangas de las parkas. Además, los miembros de la expedición monitoreaban la precisión de los relojes en comparación con las señales horarias emitidas por la BBC. A su regreso de Groenlandia, uno de los miembros de la expedición escribió en una carta a Tudor, que se ha conservado en los archivos de la marca, que su reloj “mantenía una precisión excepcional” y que “en ningún momento hubo que darle cuerda a mano”. Y aquí está el nuevo Tudor Ranger.
FICHA TÉCNICA
Tudor Ranger