Georges Kern, CEO de Breitling, estuvo en México para la inauguración de la primera Flagship Store de la marca en nuestro país y en América Latina. Antes del evento y de una amplia entrevista que concedió a Tiempo de Relojes, Kern habló con los medios mexicanos sobre los retos que enfrenta el sector relojero suizo. Fue una verdadera masterclass.
La primera dificultad, dijo, es la fortaleza del franco suizo, que afecta sobre todo a una industria que produce “el 60% del valor agregado” de los relojes en Suiza. “No puedes incrementar los precios súbitamente en Estados Unidos, Japón u otros países”, explicó. En segundo lugar, está el sentimiento actual del consumidor y la situación geopolítica por las guerras en Ucrania y Gaza. “El dinero está ahí, pero la gente necesita encontrarse en el estado de ánimo correcto para comprar productos de lujo, y en este ambiente es más difícil”, dijo.
El tercer desafío para la relojería que identifica el CEO de Breitling es el nuevo comportamiento del lujo. “Para 2026, la generación Z comprará el 75% de los productos de lujo en el mundo, un mercado de entre 550,000 y 600,000 millones de dólares. Es algo muy bueno, porque el lujo se ha democratizado, más y más gente tiene acceso a él en todo el mundo”, afirmó. A la accesibilidad se suma la “casualización” del lujo y el hecho de que el sector busca un mayor significado con productos sostenibles. Estos factores, a los que Kern denomina “neolujo”, han guiado a Breitling en los últimos siete años.
El siguiente paso
En sus primeros cinco años al frente de Breitling, el objetivo de Kern fue que la marca volviera a ser relevante.
“En ese momento solo teníamos relojes de aviador, pero hoy creo que somos más fieles que nunca a la historia de la marca”, aseguró. “Estamos celebrando el 140º aniversario, vamos a tener un museo pop up en Zúrich, habrá un libro dedicado al aniversario y muchas actividades. Hemos relanzado el Premier, el Navitimer, tenemos las colecciones Top Time, el Superocean… Somos una marca generalista. Ofrecemos desde un reloj herramienta Emergency y relojes profesionales de piloto hasta un Premier Datora, que es muy clásico, pero es parte de la historia, entonces por qué no usarlo. No queremos ser una marca monoproducto con el Navitimer, no tiene sentido considerando las raíces de Breitling”.
Breitling tiene ahora un estilo que Kern bautizó como modern retro. “Es un estilo claro e identificable, no solo en las boutiques, sino en la publicidad, el catálogo, la forma en que hacemos los productos. Tenemos un lenguaje de diseño muy coherente y compacto”, dijo. El siguiente paso es trabajar en el aprecio y la familiaridad de la marca. “Ya probamos que somos cool, pero ahora debemos darle la seguridad al cliente de que tenemos una historia increíble, de que somos uno de los fabricantes más grandes –o el más grande– de cronógrafos del mundo. Todo esto es muy importante”, dijo.
¿Y Universal Genève?
El CEO también se extendió sobre el tema de Universal Genève. “El objetivo es incubar la marca en Breitling, pero luego gestionarla de manera separada, porque tendrá un precio de venta al público totalmente diferente. Su historia es distinta y tendrá movimientos diferentes. Hemos empezado a crear equipos, sobre todo de movimientos, y capacidades técnicas, de diseño, etcétera. El próximo paso serán las oficinas, ventas y marketing. Me gustaría llevar la marca a Ginebra, que tiene todo el sentido”.
Kern agregó que las expectativas en torno a lo que harán con Universal Genéve son “súper altas”. Por ello, crearon un consejo asesor con los grandes coleccionistas del mundo. “Ahora somos unas 30 a 40 personas. Tuvimos nuestra primera reunión en Ginebra en la que presentamos nuestras primeras ideas y fue muy interesante tener la retroalimentación de estas personas”, señaló.
El CEO de Breitling es un creyente de la industria del lujo. “Cuando ves la evolución de los precios de las acciones de los grandes grupos del lujo, ha habido un crecimiento desde los años 80. No conozco ninguna industria en la que el valor del mercado accionario haya crecido como en el lujo. Y seguirá creciendo en los próximos 50 o 100 años, porque somos humanos y la gente quiere tener una recompensa, quiere disfrutar la vida, ir a un restaurante, tomar vino, tener un artículo de lujo, comprarse un reloj cuando consigue su primer trabajo. Así es como funciona. Estamos en una industria que crea necesidades, productos que nadie necesita, pero muchos quieren. Hablamos de belleza, de emociones. A mis inversionistas les digo que no hay un mejor negocio que el del lujo. Es mi convicción más profunda”.