Es hora de soltarse el pelo. O de apretar el acelerador, si le gusta más esta imagen. Lanzada en 2019, la colección Alpine Eagle ha sido la apuesta más ambiciosa de Chopard en los últimos tiempos. Un reloj que, por un lado, remite al pasado de la marca y, por el otro, se inscribe dentro de la actual tendencia de relojes de brazalete integrado. Asentada ya la colección, es el momento de echarle un poco de pimienta con esta versión Cadence 8HF.
Dos son los aspectos más importantes que diferencian a esta novedad respecto de las versiones ya conocidas del Chopard Alpine Eagle. La primera es su fabricación íntegra en titanio. Cuando Alpine Eagle salió al mercado hace dos años, la oferta de la colección quedó limitada al acero y oro, más las esperadas versiones bicolor. La llegada del titanio aporta al Alpine Eagle una considerable rebaja del peso, algo que se agradece en un reloj deportivo. También un acabado un poco más oscuro que el conocido de las versiones en acero, muy marcado gracias al contraste de los cepillados y pulidos que encontramos en toda su superficie. Para conocer la segunda gran exclusiva del reloj tenemos que adentrarnos en su interior.
Altas pulsaciones
Obsesionado con la cronometría de sus relojes, era cuestión de tiempo que Karl-Friedrich Scheufele se interesara por los mecanismos de alta frecuencia. Está comprobado que un aumento de las revoluciones de giro del volante es una buena solución para garantizar la precisión del movimiento. Dicha cualidad se debe a su más rápida capacidad de reacción ante las acciones externas que pueden alterar la correcta marcha del organismo. Aunque está solución tiene sus contrapartidas en forma de mayor consumo de energía y desgaste de piezas. Un problema que debía solucionar el equipo de Chopard Manufacture. Lo consiguieron en 2012 con el lanzamiento del L.U.C 8HF, el primero de la manufactura con movimiento de alta frecuencia en conseguir el certificado de cronometría.
Convertido hoy en pieza de coleccionista (apenas se fabricaron 100 piezas de aquel pionero), el L.U.C 8HF tuvo un digno sucesor en la versión Power Control de cerámica mate y, un poco más tarde, en el espectacular Superfast Power Control 919 HF. La nómina de calibres de alta frecuencia se completa ahora con el Chopard 01.12-C que, como vemos, no suma el apellido L.U.C de las anteriores referencias al fabricarse en la otra manufactura de movimientos la firma. Al igual que sus antecesores, el Chopard 01.12-C funciona con una frecuencia de 8 hercios, el doble de empleada en la gran mayoría de movimientos automáticos del mercado.
Silicio de larga marcha
Mencionábamos antes el problema que suponen los movimientos de alta frecuencia en términos de reducción de la reserva de marcha. Cuanto más rápido funciona un escape, más energía consumirá. Este inconveniente se ha solucionado en esta ocasión mediante el uso del silicio monocristalino. Se ha empleado este material en la fabricación del áncora y su escape, los componentes que más acusan la fricción en el órgano regulador. Su revestimiento autolubricante reduce considerablemente dicha fricción y, en consecuencia, se pierde menos energía durante el correcto funcionamiento del calibre. En consecuencia, el calibre es capaz de funcionar durante 60 horas seguidas con su vertiginosa frecuencia de 57,600 alternancias a la hora, y todo ello con un solo barrilete de carga.
En el exterior, solo la marcha más constante del segundero nos informa del carácter de alta frecuencia del movimiento. Si no somos conscientes de esta pequeña variación, siempre nos queda la opción de fijarnos en la flecha impresa justo debajo del eje de las agujas: es el símbolo que identifica a todos los relojes Chopard con movimiento de alta frecuencia.
Relojes únicos
En apariencia similares, hay algunos pequeños ajustes estéticos que diferencia al Chopard Alpine Eagle Cadence 8HF de la versión ya conocida en acero. El más evidente es el rediseño de la minutería. Desaparecen los números romanos de los cuartos (con la excepción del XII) para aligerar la estética del conjunto. Sutil cambio también en el acabado de la carátula, realizada en tono Gris de Vals en homenaje al color de los tejados del Cantón de los Grisones. El peculiar acabado circular de su superficie, bautizado por Chopard como “iris de águila”, sea realiza ahora con un patinado artesanal que permite a cada reloj ser único en el mundo. Es imposible repetir el mismo patrón de un reloj a otro.
Ligero, deportivo y elegante, el Alpine Eagle Cadence 8HF suma puntos para convertirse en el emblema de la actual colección. Cuenta para ello con su movimiento superlativo, capaz de dejar atrás a todos sus compañeros de catálogo. Solo ha necesitado para ello apretar un poco el acelerador.
FICHA TÉCNICA
CHOPARD ALPINE EAGLE CADENCE 8HF