Las grandes casas de la relojería acostumbran reclutar en sus filas, sea como embajadores o aliados, a grandes personalidades de diversos ámbitos: la farándula, el deporte, el arte, etcétera, con tal de darle mayor prestigio y exclusividad a sus piezas. Es comprensible que el universo del lujo, acorde con su ADN, se fije en todo tipo de ídolos modernos para inspirar a sus seguidores, sin embargo, habrá que admitirlo: la mayoría de estrategias de este tipo no conectan con el amplio público, pues se trata de personajes ajenos a la cotidianidad, pintados como héroes o heroínas imposibles de alcanzar.
Por ejemplo, a mediados de marzo estrenaron en Hong Kong la primera AP House, departamento privado ubicado en lo más alto de la H Queen’s Tower, que fue diseñado para que los clientes asiáticos (y visitantes del continente) no sólo acudan a una boutique o tienda a comprar relojes, sino que puedan disfrutar de un ambiente relajado, al tiempo que gozan de diversos placeres, todo mientras se involucran con la marca y sus productos de manera única.
En el mismo tenor, esta semana la firma otorgó a sus coleccionistas la oportunidad extraordinaria de disfrutar una tarde de golf con el Dream Team de la casa, conformado por golfistas de élite, quienes compartieron con clientes de Estados Unidos y el resto del mundo. Recordemos que Audemars Piguet cuenta con una amplia tradición de jugadores de la PGA como aliados, entre los cuales destaca Nick Faldo, que en 1989 se convirtió en el primer embajador de golf de AP en la historia.
Además de este despliegue de profesionales, acudieron al evento los integrantes de Me and My Golf, canal de YouTube dedicado a la actividad en el green. Junto a ellos estuvo Tania Tare, famosa por realizar tiros imposibles y de fantasía en redes sociales, y quien se convirtió en miembro oficial de la familia Audemars Piguet.
Al finalizar las actividades (donde cada coleccionista pudo jugar junto a un profesional a lo largo de nueve hoyos en los distintos equipos que se conformaron), todos pudieron disfrutar de una cena tranquila en casa de Henrik Stenson, donde el sueco mostró a los visitantes su sala de trofeos.