Las opiniones incómodas de Velociphile

Velociphile representa al aficionado beligerante frente a la política de las marcas relojeras.

Es evidente que Instagram tiene el perfil más amable de todas redes sociales más populares. Mucho más que las más conflictivas Twitter, Facebook o, por diferentes razones, Tik Tok. Esta amabilidad, unido a su atractivo visual, explican que sea la preferida de las casas comerciales. También ayuda la propia arquitectura de la red social, donde prima la imagen por encima de la información y donde apenas hay espacio para la crítica constructiva.

Si nos limitamos al mundo de los relojes, es curioso observar cómo el contenido de los aficionados se polariza entre la exaltación desprejuiciada de interesados influencers y la sátira caricaturesca del tipo de shameonwrist. La falta de una corriente de crítica constructiva hace tan valiosa la existencia de una cuenta como velociphile. Apenas puede competir en número de seguidores (alrededor de 3,000 usuarios) y número de posts con las cuentas más populares, aunque sus comentarios son leídos y comentados por algunas de las personalidades más importantes del panorama relojero. Lo hacen porque cada una de sus entradas son una lección de información independiente cuyos numerosos comentarios críticos están siempre bien razonados.

No es fácil hablar de primeras con su autor. “Lo siento, pero me cuesta responder a todos los mensajes que me llegan a la cuenta de Instagram. En muchos casos son aficionados que me preguntan qué reloj comprar o si el modelo que han elegido merece la pena. Estas dudas me confirman la falta de información que hay en las redes sociales. O, mejor dicho, lo que aparente ser información es en realidad una charlatanería sin fundamento que confunde a los coleccionistas, especialmente a los nuevos”.

Velociphile no comulga con el interés de las firmas en ofrecer grandes reservas de marcha. Para este aficionado, un reloj que no sea un calendario perpetuo, puede funcionar perfectamente co una reserva de marcha de 40 horas.

Una vez contactado, velociphile se muestra extraordinariamente solícito y responde con inteligencia y espíritu crítico a las preguntas que le formulamos. Prefiere no dar su nombre, “aunque con un simple click es fácil averiguarlo”, nos aclara. Es así, aunque preferimos ceñirnos a su deseo. 

¿Te dedicas profesionalmente al mundo de los relojes?

No, para nada, aunque siempre he estado muy cerca del mundo de la mecánica. Es una inspiración que viene de mis padres, especialmente de él. Era una persona que le encantaba el mundo de la mecánica, pero que tuvo que dedicarse a un trabajo administrativo como única vía para financiar sus estudios después de la Segunda Guerra Mundial. 

Me recuerdo de pequeño siempre rodeado de motores y otros aparatos mecánicos. Cuando llegó el momento de decidir mis estudios, opté por la mecánica de manera natural. Después entré en una consultora que me permitió trabajar para diferentes compañías a lo largo de los años. Fue muy divertido tener la oportunidad de realizar desde motores pequeños de dos tiempos hasta grandes maquinarias para industria pesada. Más tarde tuve la ocasión de trabajar en nuevas tecnologías como la híbrida y la eléctrica. 

El uso de reguladores simples en calibres de alto precio es una de las críticas más habituales en la cuenta de velociphile.

¿Y cómo surge entonces el contacto con los relojes?

También de mi niñez: me recuerdo en las rodillas de mi abuelo mientras él abría la tapa trasera de su reloj de bolsillo y me enseñaba cómo se movía el volante de su movimiento. Tuve mi primer reloj con diez años, comprado en una tienda de lo más peculiar llamada Zelepunken. ¡El reloj se rompió apenas unos días después en un accidente que tuve con la bicicleta! Mis padres me dijeron que esas cosas pasan. Fue una valiosa lección para un pequeño como yo. 

Más tarde tuve la oportunidad de comprar un segundo reloj que aún conservo: una pieza de aires muy setentero, con mecanismo Poljot y que irónicamente recuerda mucho a los Octo de Genta. Mi padre por entonces compraba relojes de cuarzo estropeados que más tarde arreglaba y después yo usaba. Hay que tener en cuenta que todo esto lo hacía cuando aún no existía internet y era muy difícil conseguir información o conectar con personas que podrían ayudarte.

Ninguna relación “laboral” con relojes entonces. 

Para nada. Simple pasión o hobby. En cualquier caso, mi interés por los relojes me ha llevado a involucrarme de un modo más personal con el paso del tiempo. He escrito artículos ocasionalmente para SJX, he colaborado con Europastar y en el libro lanzado con motivo del 80ª aniversario del Breitling Premier. También he asesorado a alguna marca y acabo de recibir una petición para participar en el diseño de un nuevo movimiento. 

¿Cómo entra en contacto con la comunidad relojera y es su entrada en Instagram?

El gran espacio creado entre las agujas y la carátula en el nuevo IWN Ingenieur es, para velociphile, un fallo de sus creadores.

A Instagram llego en 2017. Hasta entonces, mi participación se ciñe principalmente al foro ThePurists. Instagram me parece muy interesante porque me ha permitido entrar en contacto con personas que ven la relojería de un modo parecido al mío. Pero es verdad que las redes sociales han supuesto un cambio de juego en el modo de entender la relojería. Entre otras cosas, han obligado a las compañías relojeras a ser responsables con los aficionados. 

También tienen sus cosas malas. Es imposible buscar información de un modo cualitativo. No hay ningún control de la información publicada. Antes era posible en los foros especializados, pero desgraciadamente estos han desaparecido. 

¿Instagram resuelve esta falta de información?

Me temo que no, pero es una de las pocas vías existentes si quieres estar informado de novedades desde el momento que las propias firmas han optado por no actualizar sus páginas web. No me queda más remedio que seguir por Instagram las firmas en las que estoy interesado. Sí que me gusta usar un agregador de noticias como Watchicity para mantenerme informado de las novedades. En cualquier caso, reconozco que me gustan las cuentas “indie” que aportan un poco de humor y locura al sector. Son bien conocidas, como Shameonwrist, Horological Dicktionary, gregorypons o hodinkeedinkee

Tu cuenta de Instagram rompe con la imagen tradicional del coleccionista. Es muy crítica con la industria en general, y con algunas firmas en particular. ¿Te ha supuesto esta actitud beligerante un problema con alguna de las relojeras?

¿Crees que soy muy crítico? No lo veo así. Creo que son comentarios justos y personales, no influenciado por opiniones externas. Todo lo que queremos los coleccionistas es una información veraz y transparentes que nos permita tomar decisiones correctas antes de desembolsar una gran cantidad de dinero en un reloj. 

También pienso que la información procedente de las firmas no se analiza ni se cuestiona lo suficiente por parte de los medios especializados. Y sí, las firmas no están acostumbradas a que alguien les contradiga o no esté de acuerdo con lo que hacen. 

Las entradas de velociphile están repletas de primeros planos donde apunta lo que, en su opinión, son errores de acabado. En esta ocasión, un puente mal pulido.

Por lo que veo, existen intereses contrapuestos.

Es inevitable que los medios de comunicación sigan la línea marcada por las firmas. Dependen de ellas en materia de información. Algunos de nosotros nos resistimos a mantener ese perfil de comunicación y por eso nos odian. Por esta razón intentaron entrar en Clubhouse y acabaron yéndose cuando vieron que no podían controlar el canal. Y es una pena porque todos salimos perdiendo. Hubo un momento en la industria en la cual las firmas se preocupaban de hacer movimientos bien acabados a pesar de ir en cajas de fondo macizo. Ahora la tendencia es hacer el trabajo del modo más barato posible y ocultarlo detrás de un mensaje ampuloso o, mucho peor aún, siendo rácanos con la información o simplemente mintiendo. 

No todo el mundo encaja las críticas de igual modo. 

Es verdad, y me he metido en problemas, algo que me sorprende tanto como molesta. En una ocasión me contactó un ejecutivo que aún mantiene una posición muy relevante dentro del sector. Me envió un mensaje bastante extraño y siniestro, repleto de amenazas. ¿Qué tema había despertado tanto odio y rencor en el directivo? Pues una entrada que había escrito sobre… colores de las carátulas

También es bastante frustrante comprobar cómo tus sugerencias y recomendaciones son rechazadas por parte de los responsables de las firmas y, por arte de magia, dos años más tarde aparecen en el mercado, pero sin reconocer su autoría o sin recibir un simplemente agradecimiento. 

Hay excepciones. Algunas marcas han sabido mantener a sus “enemigos” cerca y se han atrevido a interactuar con los aficionados en una conversación civilizada, con independencia de si estemos de acuerdo o no en lo hablado. 

No todos los comentarios de velociphile son negativos. El aficionado alaba, por ejemplo, el buen trabajo realizado en los nuevos AVI de Breitling.

El problema es que ahora los relojes son cada vez más caros a la vez que el contenido informativo es más reducido o insuficiente. Siempre denunciaré a la firma que vende un reloj de cinco cifras e incluye acabados mediocres o un movimiento con un simple regulador ETAchron. 

¿Qué debería hacer la industria para solucionar estos problemas?

Deberían aprender a involucrar y consolidar a la próxima generación de aficionados. También debe mantener la base de los coleccionistas existentes, cada vez más privados de derechos. La tendencia actual es hacer menos relojes no será sostenible si el público pierde el interés general en el reloj de pulsera. Los entusiastas de los relojes representamos menos del 5% de las compras, pero tenemos un crédito que las firmas deberían valorarnos. ¿Cuántas veces, como periodista, un conocido te ha pedido opinión sobre qué reloj comprar? Y, no menos importante, seremos los últimos que abandonarán el barco cuando pase la moda de coleccionar relojes y los inversores encuentren otro sector al que dedicarse. 

Vamos a ser un poco positivos y dinos, en tu opinión, qué marcas los están haciendo bien ahora mismo en el mercado. 

Si hacerlo bien te refieres a ofrecer un buen producto al cliente, diría que es la pregunta de los 64 millones de dólares. Puede hacer una lista muy encima y no exhaustiva, muy marcada por mis sesgos, como no podía ser de otro modo. Pero ahí va. 

Tissot, Certina y Mido, relojería brillante a un precio asequible. Longines, diseños geniales con un precio razonable. Tudor, genial si encuentras un diseño que te gusta. Además, están respaldados por el magnífico servicio técnico de Rolex. Breitling, el escondido con mejores diseños que Omega y una fantástica tradición de pioneros en cronógrafos. Aunque el Speedmaster sigue siendo un reloj imbatible. 

Una maldad de nuestro entrevistado. ¿Y si el famoso Royal Oak, en lugar de estar inspirado en las escotillas de los barcos, tuviera su origen en una popular báscula de los años cincuenta?

Por encima de estas firmas tenemos una mezcla de firmas Veblen [referencia a la famosa obra del sociólogo Thorstein Veblen] de precios inflados y a veces pobres valores cronométricos. 

Si te gusta la estética, yo te recomendaría Breguet por su nivel de acabado en su segmento de precio, aunque hay que ser cuidadoso con todas estas marcas, porque los precios se han disparado. También destacaría Chopard (me encanta el microrrotor de la familia 96) y, en un nivel superior de precio, Ferdinand Berthoud

Desearía poder ayudar a más personas, pero no me pagan por asesorar y no puedo ofrecer más tiempo. Tienes que hacer tu investigación, aprender lo que estás viendo y tomar una lupa para revisar la muestra individual que estás considerando. ¡Caveat Emptor!

NOTA: Todas las imágenes que acompañan este artículo han sido tomadas de la cuenta de Instagram de velociphile, con autorización previa.

Andrés Moreno

Decía Antonio Machado que el hacer las cosas bien importa más que el hacerlas. Me he guiado por esta máxima durante casi veinte años que llevo escribiendo de relojes. En mi mano está hacerlo del modo más ameno posible.

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Decía Antonio Machado que el hacer las cosas bien importa más que el hacerlas. Me he guiado por esta máxima durante casi veinte años que llevo escribiendo de relojes. En mi mano está hacerlo del modo más ameno posible.
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