Durante 1954, en el Observatorio de Neuchâtel, Suiza, se certificó el primer reloj de cuarzo desarrollado por Longines, que alcanzó un nivel de precisión atómico gracias al uso del movimiento de cuarzo, que siguió evolucionando y perfeccionándose durante décadas. Hasta que llegaron los años 80 y la firma lanzó la colección Conquest.
Más de 60 años después, Longines regresa al Observatorio de Neuchâtel para reinterpretar dicha serie con el Conquest V.H.P. (Very High Precision), modelo varias versiones, todas con el común denominador de combinar ultra-precisión, alta tecnología, espíritu deportivo y elegancia al amparo del cuarzo, elemento que ha dado a la casa muchos de sus hitos históricos.
El movimiento de estos nuevos guardatiempos ha sido desarrollado en exclusiva por ETA. Este tipo de movimiento se distingue por su alta precisión en un reloj analógico, así como por su capacidad para reiniciar las agujas después de un golpe o exposición a un campo magnético mediante el sistema DPR (detección de la posición de los rodajes).
Los modelos del Conquest V.H.P. se dividen en dos versiones: 3 agujas y calendario (en cajas de 41 y 43 mm), y cronógrafo (cajas de 42 y 44 mm). Los primeros poseen caja de acero, calendario perpetuo, indicaciones de horas, minutos y segundos, pila de larga duración y brazalete de acero con hebilla desplegable de seguridad. Se distinguen entre sí por los distintos colores de su esfera: negro, azul, plata y carbono.
Por su parte, los relojes cronógrafo cuentan con indicaciones de horas, minutos y segundos, contador de 30 minutos a las 3 h, contador de 12 horas a las 9 h y contador de 60 segundos en el centro. Sus esferas se presentan en color negro, azul “surcado”, plata o carbono, con un número árabigo y 10 índices aplicados negros.
Tanto el cronógrafo como la versión de 3 agujas con calendario cuentan con estanqueidad de hasta 50 metros, corona electrónica que facilita su manejo y un indicador EOL que permite anticipar la vida útil de la pila.