Pedro Costa tuvo hace un par de años una idea muy original. Convirtió un Hublot en una mesa reloj, “una representación artística” del guardatiempo en tamaño de mesa, explica Costa. Su empresa colombiana, Costa Design, ya se dedicaba al diseño de muebles aeronáuticos con partes de aviones. En uno de sus proyectos, el empresario colombiano de 40 años conoció a Rick de la Croix, CEO de Ares Distributors y capitán de Hublot Latinoamérica. Este encuentro fue crucial. De la Croix le encargó la primera mesa con un modelo de la casa de Nyon, un Big Bang. Desde entonces, Costa ha diseñado más de 40 relojes mesa con diseños de Breitling, Hublot, Roger Dubuis… Hablamos con Costa en su reciente visita a México. Y nos confesó que el reguetonero Nicky Jam y el futbolista James Rodríguez son parte de su clientela conocida.
¿Cómo surgió el proyecto de hacer relojes gigantes y relojes mesa?
Estudié Economía. No hice diseño industrial pero me ha gustado siempre el diseño, el arte… Desde pequeño siempre me encantaba imaginarme algo y crearlo. Y eso es lo que está pasando ahora. Conocí a Rick porque antes de estar en el tema de los relojes hacíamos muebles aeronáuticos con partes de aviones. Hacíamos salas VIP y FBO en aeropuertos. En uno de los FBO hicimos un diseño muy auténtico, original, moderno. Fue cuando me encontré a Rick de la Croix. Me dijo que estaba asombrado con lo que estábamos haciendo en diseño e innovación. La verdad yo lo admiro mucho por todo lo que ha hecho en el mundo de la alta relojería. Le dije que me dejara crearle algo, una pieza para él. Le vi varias veces y le insistí hasta que se hizo realidad. Le hice una mesa Hublot, un table clock y quedó fascinado.
¿Cuál es el proceso técnico desde que el cliente pide el reloj hasta que es una realidad?
El proyecto funciona de forma muy dinámica. El cliente me dice qué pieza quiere que desarrollemos y lo primero es hacer una escala. Le creamos al cliente un render y le hacemos la propuesta. Empezamos a trabajar cuando se hace el pedido. En el diseño nos demoramos un mes. Hacemos una pruebas en 3D, un prototipo, para ver cómo funciona, si hay errores. Una vez que el prototipo está autorizado, hacemos la pieza. En total, son tres meses.
¿Cuál es la parte más difícil de todo el proceso?
La forma redonda es el mayor desafío a la hora de hacer la pieza. Nuestro proceso es 100% artesanal, no tenemos máquinas para hacer absolutamente nada. Las que tenemos son manuales. Hacer un aro sin ninguna máquina es complicado.
Desde que empezó con el proyecto, ¿cuántos relojes ha realizado? ¿Todas son piezas únicas o hay series?
Hemos realizado unos 40. Entre los pedidos que tenemos, hemos firmado un acuerdo con Corum para hacer seis Golden Bridge.
¿Sus clientes son joyeros, coleccionistas o distribuidores?
Una mezcla de todos. Tenemos retailers, coleccionistas y marcas.
Háblenos de su empresa, su equipo, qué capacidad de producción tienen para este tipo de relojes gigantes.
Son 16 personas en total. Al principio los hacía yo solo, pero ya no es posible. Tenemos un equipo liderado por mí. Yo soy el creativo, el que imagina cosas y plantea cómo hacerlas. También tengo diseñadores industriales y soldadores especializados.
¿Se le ha pasado por la cabeza hacer sus propios diseños, algo que no esté inspirado en un reloj que ya existe?
Sí, precisamente estoy trabajando en ello. Quiero hacer una pieza que tenga la complicación más compleja del mundo y quiero que sea en un table clock. Yo quiero inventar esa complicación.
En cuanto a relojes de pulso, ¿qué marcas le interesan en cuanto a estilo o funcionalidad?
Yo veo en todas las marcas algo que me gusta. Veo a las personas que crean estas piezas y son artistas como yo. Admiro y respeto mucho esto. Hublot es muy cercana a mi corazón porque es con la que empecé a hacer estas piezas. Jacob & Co. me parece fuera de este mundo. Hacer una pieza de esta marca es un privilegio enorme.
¿Está reproduciendo el Godfather de Jacob & Co. con música y todo el mecanismo?
Llevamos varios meses profundizando en este trabajo. No quiero apresurarme. Quiero cumplir las expectativas del artista principal que es Jacob Arabo y su equipo en Suiza. Vamos a crear algo único en términos de arte. Va a funcionar la melodía de El Padrino gracias a un sistema mecánico.
¿Con quién trabaja para producir los movimientos?
Lo hacemos de distintas formas. Con Corum nos mandaron los archivos originales del mecanismo Golden Bridge. Otros relojes los hacemos con un equipo que tenemos en Inglaterra, Sincler Harding, creadores de mecanismos y complicaciones muy finos que llevan 40 años haciendo relojes.
¿Son relojes mecánicos o híbridos?
Híbridos, con precios que van de 28 mil dólares a 100 mil dólares.
¿Qué relojes ha hecho hasta ahora, qué marcas, qué funciones incluyen…?
Hublot, Corum, Breitling, Jacob & Co., Roger Dubuis… Para mí el Roger Dubuis es una pieza descomunal, realmente increíble. Llevamos en el proyecto unos dos meses y nos falta uno para terminarlo. Es el doble tourbillon.
¿Tus clientes en qué países están?
Estamos en Arabia Saudita, Europa, Nueva York, Miami, México también.
¿Ha tenido problemas de derechos de autor con las marcas a las que pertenece el diseño del reloj?
No. Todo funciona de forma muy orgánica. Lo que yo hago es una representación artística de una pieza. Nosotros no hacemos una réplica. Algunos como Corum o Breitling, Jacob o Roger Dubuis están muy emocionados con la idea. Entonces estamos haciendo las mesas con su permiso. Cuando no tengo el permiso, no pongo la marca de la empresa en la pieza. Lo que sí hago es decirle a los coleccionistas que ellos pueden intervenir la obra como coleccionistas y pueden poner la marca, pero yo como artista no puedo hacerlo sin el consentimiento de la firma.
¿Cuál sería la pieza soñada que le gustaría reproducir?
Suena muy aburrido, pero todos los modelos me gustan. El Padrino o el Astronomía de Jacob & Co. me encantan.
¿Puede hablarnos de sus clientes famosos?
Nicky Jam, James Rodríguez, artistas colombianos… Hemos tenido la suerte de que muchos jugadores de futbol y cantantes han generado mucho interés por lo que estamos haciendo.
Está haciendo proyectos más allá del reloj, como un reloj que se convierte en humidor en la carátula, o con Buben & Zorweg una caja para guardar relojes de alto lujo…
La idea es no quedarnos estancados en table clocks. Esto es algo nuevo y hay mucho interés de las marcas, los coleccionistas, las boutiques, pero el tema de la imaginación es infinito. Lo que quiero demostrarle al mundo es que la relojería no se ha acabado, hay mucho más por hacer. La imaginación hace que nada se estanque.
¿Hay garantía y servicio post venta?
La mesa reloj no es un diseño convencional. Tenemos que entregarle al cliente la mejor pieza posible y un servicio post venta impecable. Nuestras mesas tiene un año de garantía y viajamos personalmente a darle mantenimiento. Sincler Harding nos ayuda y va a cualquier parte del mundo, a Japón, China, Arabia Saudita, donde sea.
¿Cuál es la opinión o anécdota más curiosa o divertida que te han dicho sobre tu proyecto?
He tenido la oportunidad de viajar mucho a Suiza y tener contacto con los creadores, la gente que hace realidad las piezas. Y no lo pueden creer. Dicen que cómo es posible que en Colombia tengan una idea tan magnífica. Jacob Arabo me dijo que lo único que no le gustaba es que no la inventó él .
¿Cuál ha sido la demanda más disparatada hasta ahora?
Ahora tenemos un empresario en Arabia Saudita que nos ha hecho saber que está muy interesado no solo en esto sino en mesas de juntas, asientos, etc… Es un proyecto para personas que les gustan cosas únicas y exclusivas. Y en este país quieren lo mejor.
¿Le sorprenderá cuando llegue alguien que quiera una mesa reloj de oro o que los cristales de Swarovski sean diamantes?
De oro precisamente estamos viendo un encargo de un cliente en México. No hay límites en las ideas, materiales, etc.
Este año se van a dar a conocer en el SIAR.
Estamos orgullosos de ser parte del evento más exclusivo de relojería en América Latina. Vamos a traer proyectos nuevos muy interesantes. Cosas que esperamos que impresionen.
Su padre era coleccionista. ¿De ahí le viene la pasión por los relojes?
Sí. Mi papá tenía relojes vintage. He tratado de aprender de expertos. El tema del mecanismo siempre me llamó la atención. En cuanto a mis mesas reloj siempre busco que aparte de ser una pieza de arte sea una pieza funcional y que el cliente sepa que debajo hay algo complicado, muy delicado, especialmente hecho para su mesa.
¿Cuáles son tus relojes favoritos vintage?
El Paul Newman de Rolex, el Nautilus de Patek… A mí me gustan todos. Me encantaría tener uno o dos de todos, sobre todo las complicaciones. Jacob & Co. es increíble, el Astronomia es increíble.
¿Qué se le puede ofrecer a alguien que ya lo tiene todo?
Pues solo algo artesanal. Y eso es lo que estamos haciendo. Como la pieza que hicimos para el coleccionista más fuerte que tiene Breitling, Roberto Ferreira, que está encantado con nuestro proyecto. Le hicimos un Chronomat y quedó tan feliz que se quiso comunicárselo a Breitling.