Quizá a estas alturas sea un total cliché decir que MB&F es una de las firmas más desafiantes y revolucionarias de la relojería contemporánea, pero la compañía liderada por Maximilan Büsser no deja espacio para otro adjetivo cada que lanza una nueva pieza, o mejor dicho, máquina horológica, nombre que ha adoptado su colección de relojes de pulsera, la cual llega hoy al enigmático número 9.
La Horological Machine Nº9 “Flow” está pensada para los amantes del automovilismo y la velocidad, sobre todo para quienes añoran los años de posguerra, donde la tecnología aerodinámica de los aviones militares llegó a modelos míticos como el Mercedes Benz W196 o el Buick Streamliner 1948, cuyas sofisticadas carrocerías introdujeron tecnología como los túneles de viento, rescatados por MB&F en su nuevo reloj.
La forma de la caja de titanio de esta creación es un guiño a la Horological Machine Nº4 “Thunderbolt”, que también poseía dos módulos. Sin embargo, en esta ocasión tenemos dos volantes gemelos a cada lado, visibles gracias a las cúpulas de cristal de zafiro, material que se repite en un tercer panel colocado al centro de la caja para revelar un diferencial planetario que estabiliza la lectura del tiempo.
Junto a las cápsulas con los volantes de oscilación, la gente de MB&F montó dos tomas de aire de acabado satinado, que además de ser un guiño a las ventilas descritas párrafos atrás, permiten el flujo de aire, de ahí el sobrenombre “Flow”.
El motor de la HM9 tomó tres años de desarrollo inhouse. El resultado es no solo de excelencia mecánica sino de belleza estética. Por ejemplo, su doble volante diferencial parte del espacio central, para garantizar independencia en la vibración y la cadencia, al tiempo que le otorga un look parecido a una nave salida de Star Wars.
Este sueño de ciencia ficción relojera se presenta en dos ediciones limitadas a 33 piezas cada una. La primera es Road. con movimiento de oro rosa y esfera tipo velocímetro, mientras la edición Air cuenta con movimiento NAC oscurecido y esfera estilo aviación. MB&F lo hace de nuevo: convertir la relojería en un ejercicio imaginativo capaz de romper los límites conocidos.