Antes de que la doble crisis sanitaria e institucional acabara con este centenario evento, la última edición de Baselworld nos trajo interesantes novedades que apuntaban cómo podría haber sido su futuro. Entre ellas estaba Incubator, un espacio exclusivo para conocer firmas de reciente creación. Allí fue donde tuvimos la ocasión de descubrir Trilobe, un proyecto basado en un original modo de medir el tiempo. Muchas cosas han pasado desde aquella primera toma de contacto con la marca. Entre las más destacadas están la exitosa participación de Trilobe en la edición 2019 de la subasta Only Watch, su expansión internacional y su primera presencia en el SIAR. Aunque sin duda el aspecto que más nos ha llamado la atención sea el haber sido capaz de desarrollar su propio calibre, bautizado Trilobe X-Centric, e introducirlo en todos sus modelos.
La alma mater de Trilobe es Gautier Massonneau, un joven francés con una formación y experiencia laboral hasta ahora ajena al mundo de la relojería y que en 2015 decide crear su propia firma “al ser incapaz de encontrar un modelo que se ajustara a mis gustos y presupuesto”, según nos declaró para el artículo dedicado a las nuevas firmas que publicamos hace dos números en la revista.
Influencias arquitectónicas
Al igual que sus compañeros de generación, la falta de experiencia relojera de Massonneau le permite tener una visión más abierta y original de este mundo tan tradicional. Algo fácil de comprobar en el propio nombre elegido para la marca. “Es un guiño a mi historia y mis raíces. Mis padres son arquitectos y siempre he estado muy vinculado a este mundo”. Trilobe, que podemos traducir al español como trifolio, es un tipo de arco arquitectónico realizado mediante la superposición de tres círculos conectados. Es una forma intemporal y universal, usada desde hace más de diez siglos. Así queda clara la vinculación de la firma con el mundo del arte. También es importante la implícita referencia a los tres pilares del tiempo: las horas, los minutos y los segundos; todos ellos siempre presentes en las carátulas de sus relojes.
El concepto de Trilobe se entiende al momento. Carente de agujas, la indicación horaria se realiza mediante tres anillos giratorios concéntricos. La idea parte del propio Massonneau. “Al principio compré libros de relojería y dibujando prototipos, pero pronto me di cuenta de que no podía hacerlo solo”. Es entonces cuando entra en escena Jean-François Mojon, antiguo jefe de investigación de IWC y que en 2005 se estableció por libre al fundar la compañía Chronode. Esta pequeña firma de Le Locle disfruta de una gran reputación en la industria. De sus talleres han salido creaciones tan llamativas como el Legacy Machine LM1 de MB&F o el Arceau L’Heure De La Lune de Hermès. Chronode era la empresa perfecta para afrontar un proyecto como Trilobe. Mojon diseñó para la joven firma francesa un módulo exclusivo sobre un base estándar ETA 2892, con un resultado más que aceptable.
Movimiento manufactura
Pero el equipo de Trilobe no se quedó parado. El pasado año anunció presentó su propio calibre, el Trilobe X-Centric, con diseño del propio Massonneau, aunque desarrollado y fabricado por la casa Cercle des Horlogers, localizada en La Chaux-de-Fonds. El poco tiempo que ha llevado a Trilobe desarrollar su propio calibre es una muestra de la capacidad de adaptación de la industria suiza. “Solo tienes dos caminos si quieres desarrollar tu propia marca: dominar todas las habilidades en cada área o saber rodearte de las personas adecuadas. Son ellas las que te van a ayudar a crear tu proyecto”, nos cuenta el fundador de la marca. “Además, en la relojería contamos con la ventaja de ser una industria muy pequeña, lo que facilita mucho los encuentros profesionales”.
Entre las características básicas del X-Centric destaca su reserva de marcha superior a 48 horas y la carga automática mediante micro rotor. Aunque es el atractivo acabado estético, de impecable aspecto negro mate, el aspecto que más llama la atención. A partir de ahora todos los modelos de Trilobe llevarán el calibre X-Centric. Que todas las referencias de la firma lleven la misma maquinaria es una gran ventaja para sus creadores ya que evita diversificar la producción, lo que se traduce en un sustancial ahorro de costes.
Por una Alta Relojería accesible
Este es aspecto de gran importancia para su creador. Massonneau tuvo muy claro desde el principio que el precio de su reloj no debía superar los 10,000 euros (12,100 dólares al cambio actual). En la actualidad todas las versiones de Les Matinaux, que es nombre de la colección, cumplen con este requisito (7,800 euros es el precio de la versión estándar), con la excepción en oro rosa, cuyo importe se eleva hasta sube a 17,500 euros (21,195 dólares).
El sistema híbrido de realización de sus relojes (diseño en Francia y fabricación en Suiza) se traslada también al sistema de venta y postventa. En cuanto al primero, la firma cuenta con nueve puntos de venta, uno de ellos en México de la mano de Rancoli, a la vez que gestiona su propia boutique online. Por lo que respecta a la postventa, el mismo Massonneau nos explica la solución que han encontrado. “Desde el principio teníamos claro que debía ser uno de los puntos fuertes de la marca. Se nos ocurrió diseñar un kit que el cliente puede solicitarnos de manera directa o través de nuestro distribuidor. En menos de 48 horas se lo hacemos llegar a su casa para que deposite el reloj y sea enviado inmediatamente a la fábrica en Suiza con total seguridad. Nos comprometemos a que en menos de seis semanas tenga el reloj de vuelta”.