“El principio de medir el tiempo con un sistema de cuarzo existía desde hace mucho tiempo. Yo simplemente tuve la idea de agregar la microelectrónica para introducir el cuarzo en los relojes que llevamos en la muñeca”, declaró René LeCoultre en Arcinfo justo en mayo de este año, unos meses antes de cumplir 100 años. El creador del reloj de pulsera de cuarzo revolucionó la industria con este invento.
Todo empezó en 1962, cuando 20 firmas relojeras (entre ellas Omega, Piaget y Patek Philippe) fundaron el Centro de Relojería Electrónica (CEH) en Neuchâtel, en Suiza, que luego derivó en el actual Centro Suizo de Electrónica y Microtécnica (CSEM). El objetivo era conseguir un reloj de pulsera de cuarzo analógico confiable.
Los primeros relojes de cuarzo nacieron en 1928, cuando Warren Morrison y J.W. Horton fabricaron el primer reloj de cuarzo en los Bell Telephone Laboratories, pero eran de gran tamaño y consumían mucha energía, por eso se restringió principalmente al uso como cronometradores de referencia. La experimentación con cuarzo continuó y los movimientos de cuarzo de principios de los años 60 se miniaturizaron para permitir su uso en cronómetros marinos.Beta 1 se fabricó en 1967
Después de varios años de investigación en el CEH, el ingeniero italiano René LeCoultre (Milán, 1918) inventó el primer prototipo de un movimiento de cuarzo para un reloj de pulsera. El Beta 1 se produjo en 1967, utilizando un oscilador de cuarzo de 8,192 Hz montado en un circuito integrado interno. También se fabricó el Beta 2, que recibió el primer premio en el “Concurso Internacional de Cronometría del Observatorio de Neuchâtel”, estableciendo un nuevo récord de precisión: 0,0003 segundos de variación al día. Estos prototipos, Beta 1 y Beta 2, establecieron el escenario propicio para la producción en masa de relojes de pulsera de cuarzo de gran precisión. Así nació Beta 21 en 1969, un movimiento que tenía una precisión de 5 segundos por mes, que era muy superior a cualquier reloj automático y de cuerda manual del momento.
En 1969, Beta 21 se alojó en varios relojes de firmas como Patek Philippe u Omega
Los suizos tardaron en capitalizar este logro, mientras que Japón adoptaba esta tecnología y conquistaba el mundo, con Seiko a la cabeza. En los años 70, los relojes baratos de cuarzo de Asia transformaron el mercado y provocaron una gran crisis en la industria relojera suiza. Hasta que llegó Swatch en los 80 de la mano de Ernst Thomke y Nicolas G. Hayek, y hubo un resurgimiento que posicionó de nuevo a Suiza en el mapa relojero mundial.Este Patek Philippe Ref. 3578 alojaba el movimiento de cuarzo Beta 21
Más de medio siglo después del hallazgo, el cuarzo es el rey en la industria relojera suiza en volumen de producción: tres cuartas partes laten con este calibre y la Japan Watch & Clock Association da datos de 2017 que dejan clara esta afirmación: más del 90% de los relojes que se fabrican en el país asiático son de cuarzo analógico y digital.
No cabe duda de que LeCoultre fue una figura importante en la industria relojera suiza. Él era el nieto del cofundador de la firma relojera Jaeger-LeCoultre. También fue director de investigación y desarrollo en Rolex y miembro de la Federación Relojera Suiza.
La importancia de su creación es incalculable. No sólo ayudó a que la relojería suiza recuperara mercado en los 80 gracias a los relojes Swatch, sino que además es elemento base de la relojería asiática. Marcas como Casio, Seiko y Citizen construyeron un emporio a partir de la introducción del cuarzo en sus piezas.
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Me gusta encontrar y contar historias, desde hace 15 años con la relojería, el estilo de vida y el lujo como telón de fondo. Las revistas siguen siendo mi debilidad, así que en Tiempo de…
Heredé el gusto por los relojes desde niña y profesionalmente por el diseño. Desde hace 21 años estoy en este fascinante sector relojero, trabajando de la mano junto con las marcas haciendo estrategias comerciales y de marketing.
Geek millennial, amante de la tecnología. Ing. en comunicación multimedia, llevo los relojes mecánicos a la dimensión digital. Siempre al tanto de las tendencias tecnológicas.
Lector antes que editor. Planté un limonero y escribí un libro. Espíritu deportivo para templar el ánimo. Ldo. en Filosofía (Univ. de Sevilla) y Máster de Periodismo (Complutense de Madrid).
Los contenidos en evolución son su razón de ser sin que importe el soporte. “La vida y la relojería, donde se ha especializado por más de 30 años, no son nada sin contenido”. Después de que los soportes hayan vivido una revolución tecnológica es momento de volver a defender el buen periodismo como una necesidad general.
Decía Antonio Machado que el hacer las cosas bien importa más que el hacerlas. Me he guiado por esta máxima durante casi veinte años que llevo escribiendo de relojes. En mi mano está hacerlo del modo más ameno posible.