Un juego de volúmenes y transparencias, con un movimiento colgado en el vacío, es la última y maravillosa propuesta de Richard Mille. Muchas son las firmas que se le aproximan, pero ninguna es aún capaz de superarle. Richard Mille sabe cuándo ponerse espléndido y dar lo mejor de sí mismo para crear algunas de sus maravillas técnicas. Son ya muchos años de experiencia en el segmento de los relojes ultradeportivos, el cual podríamos decir que él mismo inventó con el inicio del nuevo siglo. RM 53-02 Tourbillon Saphir es puro arte en suspenso
Desde 2001 Richard Mille ha venido entregando constantes muestras de genio, todas ellas con un detalle técnico o estético capaz de sorprender al usuario más exigente. La lista de grandes obras se amplía ahora con el RM 53-02 Tourbillon Saphir, reloj que resume a la perfección las obsesiones más recientes del propio Richard.
Por un lado, el uso de las transparencias por medio de la realización de cajas de zafiro. No exageremos si decimos que Richard Mille cambió la historia de este material en la relojería desde que en 2012 presentara su RM 056 Felipe Massa, su primer reloj construido íntegramente en cristal de zafiro.
Hace ocho años de aquel modelo y el paso del tiempo ha permitido a la firma dominar el uso de las transparencias. Y eso mismo es lo que encontramos en el RM 53-02 Tourbillon Saphir: un prodigioso uso del espacio vacío creado en el interior de la caja, más cercana a una escultura contemporánea con una serie de curvas que se despliegan en todas las direcciones. Más de mil horas de trabajo son necesarias para elaborar cada una de estas cajas, cortadas directamente a partir de un bloque macizo de zafiro sintético.
Arte en suspenso de Richard Mille
Inmersos en la maquinaria nos encontramos con un viejo conocido. Hace dos años Richard Mille presentó el RM 53-01 dedicado al jugador argentino de polo Pablo Mac Donough. Aquel reloj llamó la atención principalmente por el uso de un cristal de zafiro laminado, por entonces primicia mundial dentro de la industria relojera. Aunque la característica que hacía increíble a aquel reloj era su endiablado sistema de fijación del movimiento.
El paso de la construcción de la caja del carbono del RM 53-01 al zafiro del RM 53-02 nos permite ahora disfrutar del entramado en todo su esplendor. Es ahora cuando podemos ver con todo detalle la estructura de doble platina: una exterior sobre la que se sustenta todo el entramado de cables y otra central en la que queda fijado el mecanismo. En total se emplean dos cables, cada uno de ellos con un diámetro de 0.27 milímetros y en constante estado de tensión gracias al uso de diez poleas y cuatro tensores. El calibre RM53-01 es capaz de soportar golpes con una intensidad de 5.000 G.
Como decíamos antes, el RM 53-02 es un compendio de las más recientes inquietudes de Richard Mille y la fijación mediante cables se ha convertido en una de las más intensas de los últimos: basta para comprobarlo la última maravilla firmada para Rafael Nadal bajo la referencia RM 27-04. Los dos cumplen la virtud de ser relojes ultradeportivos con unos precios acordes con sus fabulosas características: caja de zafiro de 42.70 y con tourbillon de 12.40 mm de diámetro. Es una edición limitada de 10 piezas.