El éxito en tres actos

Chopard se fortalece apoyada en sus artesanos, los relojes de manufactura L.U.C y la apuesta por el siglo XXI con Alpine Eagle. La firma suiza no se ha paralizado en tiempos de pandemia. Sus cimientos sólidos trazan el camino hacia el futuro. Por eso, este año la maison ha seguido dando pasos y ha lanzado modelos icónicos de sus colecciones más conocidas gracias al savoir-faire de sus artesanos. 

Es precisamente este grupo selecto de maestros del oficio quienes son los guardianes de la excelencia de la casa relojera. Su atelier de destrezas está en Fleurier, en Val-de-Travers. Chopard Manufacture fue el sueño hecho realidad de Karl-Friedrich Scheufele hace casi 25 años, en 1996. Un auténtico regreso al corazón de la relojería y al fundador de la maison, Louis-Ulysse Chopard, en las montañas de Neuchâtel.

Un lugar donde los artesanos ejercerían su trabajo de acuerdo con las más puras tradiciones relojeras, pero utilizando herramientas contemporáneas. Los talleres abarcan todo el espectro de oficios relojeros: desde estampado, decoración, fundición del oro, montaje y engaste de piedras preciosas hasta el taller de Grand Complications, donde se gestan genialidades relojeras como el L.U.C Full Strike con repetición de minutos.

Otro ejemplo especial es el artista formado en el grabado Fleurisanne encargado de grabar ciertos movimientos con delicadas decoraciones florales y ornamentales. 

Culto clásico

Precisamente en estos talleres es donde cobra vida cada reloj de la línea L.U.C. El último lanzamiento de esta familia es L.U.C XPS, emblema de sencillez que amplía el catálogo con tres nuevas versiones, dos de ellas con brazalete de siete hileras de eslabones rectangulares de oro ético, cuya forma recuerda a los lingotes de oro, y con esfera plateada o gris rutenio. En la tercera declinación el gris rutenio de la esfera hace juego con una correa de cuero nobuck gris antracita.

Todas laten con el movimiento automático ultraplano con microrrotor de oro de 22 quilates con certificado cronómetro L.U.C 96.12-L y 65 horas de autonomía gracias a la tecnología Twin inventada por Chopard. En el nombre XPS, la S hace referencia al segundero pequeño a las 6 horas. 

El águila alza el vuelo

Pero la legendaria historia de los movimientos de manufactura de la línea L.U.C no escatima el riesgo y la conquista de nuevas generaciones. Para seducir a estos nuevos aficionados está Alpine Eagle, que nació el año pasado como un gesto atrevido para responder a la fiebre vintage del mercado y que se une a la saga sport-elegant que destacó en los años 80, como el Royal Oak, el Nautilus y el propio St. Moritz, reloj en el que se inspira Alpine Eagle y primera creación de Karl-Friedrich Scheufele (tenía 22 años), copropietario de Chopard, a finales de los años 70

La colección con mirada de águila se amplía este año con la versión cronógrafo, el modelo Chopard Alpine Eagle XL Chrono. El reloj estrena función pero sigue fiel al adn que inicia una generación con vistas a convertirse en ícono.

Nueva generación

Más refinado y acorde a los nuevos tiempos, el revival apuesta por el futuro gracias al enfoque de Karl-Fritz, el hijo de Karl-Friedrich, tercera generación que ha apuntado detalles que hacen del Alpine Eagle el reloj del siglo XXI. 

Alpine Eagle incorpora un cronógrafo con función flyback en una nueva caja de 44 mm. Está fabricado en tres versiones: en oro rosa (ético), en Lucent Steel A223 con esfera en Azul Aletsch o en Negro Absolu y en una versión bicolor en la que se combinan el Lucent Steel A223 y el oro rosa con una esfera en Negro Absolu.

Ascenso a Los Alpes

El reloj con correa integrada Alpine Eagle XL Chrono sigue muy marcado por su inspiración en la fuerza del águila y la belleza de los Alpes. Con certificado cosc, su movimiento automático con función flyback —el Chopard 03.05-C — es objeto de cuatro patentes. Posee una autonomía de 60 horas de reserva de la marcha. Este calibre cronógrafo también es del tipo flyback, lo que permite el cronometraje de los tiempos cortos al vuelo gracias a tres martillos pivotantes de brazo elástico que facilitan la puesta a cero de los contadores. 

También añade un nuevo tono con dos Alpine Eagle XL Chrono de esfera en Negro Absolu. Inspirándose en los colores de la naturaleza alpina, este tono es una referencia al negro intenso de las noches de la montaña y recuerda cuánto perjudica a la fauna la iluminación nocturna artificial generada por el hombre. 

Además del cronógrafo se han lanzado dos versiones más con función de horas, minutos, segundos y fecha: Alpine Eagle Large (41 mm) y Alpine Eagle Small (36 mm). Ambas con brazalete y caja de oro rosa o Lucent Steel A223 y una opción con bisel de diamantes.

El primero late con el calibre automático Chopard 01.01-C y el segundo con el movimiento automático Chopard 09.01-C. Todas mantienen en la esfera su textura y la aguja de los segundos en forma de pluma sobrevuela esta visualización.  El águila se afianza en el paisaje  de la casa relojera.

Texto: Yolanda Ruiz

Yolanda Ruiz

Periodista todoterreno, llevo más de una década tomando el pulso a la industria relojera. “De los relojes lo que más me asombra es cómo actúan como instrumento de identidad. Son testigos de los cambios sociológicos y culturales».

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