El regreso de un clásico

En plena celebración de la llegada del hombre a la Luna, Omega decidió resucitar a uno de sus corazones tradicionales, que también fue uno de los protagonistas en esa carrera espacial, podríamos decir que fue un pionero que no tuvo mucho protagonismo, pero fue el corazón de los primeros relojes usados para explorar más allá de la tierra, se trata de calibre 321.

Una de sus características fue la de instalarse en espacios reducidos, era el motor que hacía latir de la línea Omega Speedmaster en 1957. Pero su primera misión fuera de este planeta, consistió en acompañar al astronauta Ed White quien inauguró las caminatas espaciales estadounidenses, dentro del modelo Speedmaster ST 105.003, que a la postre se convirtió en el primer reloj que viajó a la luna el 21 de julio de 1969.

El equipo de  Omega “compiló una extensa investigación histórica y planes originales para reconstruir el movimiento con la mayor precisión posible. También usaron la tecnología de escaneo digital, para ver dentro del verdadero reloj Speedmaster ST 105.003 que el astronauta Eugene “Gene” Cernan usó en la luna durante la misión del Apolo 17 en 1972“.

El calibre 321, se basa en una arquitectura de rueda de columna/embrague horizontal, el cual se considera por algunos expertos, como el más “horológico”. De acuerdo a diversas fuentes, la última vez que se fabricó fue en 1968 y después de esa fecha toda la línea Speedmaster Professional se alimentó del calibre 861 y su versión más moderna, calibre 1861.

Sin embargo, después de una investigación y reconstrucción, es lanzado de nuevo con sus especificaciones originales, es decir con una rueda de columna que será instalada en el nuevo Speedmaster Moonwatch 321 Platinum, una pieza con una caja de 42 mm hecha de una aleación de platino con oro (Pt950Au20).

Su calibre 321 se podrá ver a través del fondo de cristal de zafiro del nuevo Speedmaster Moonwatch 321 Platinum. Su diseño se inspiró en la caja asimétrica del Speedmaster de 4ª generación con asas retorcidas. Además incluye un bisel de cerámica negra con la escala taquimétrica, que caracterizaron a la colección que llegó a la luna en esmalte blanco.

Para tener un vínculo más estrecho con las misiones Apolo, Omega usó trozos de meteorito lunar en esta nueva colección, un detalle que hace homenaje a los astronautas que estuvieron en esas misiones y un vínculo con los orígenes del calibre 321. Un cronógrafo acreditado en la luna.

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