La elegante e inmaculada web de seconde/seconde/ abre con una cita impactante: “vandalizo los productos de otras personas porque fracasé en construir el mío”. Lejos de ser una pose, el mensaje oculta una verdad poco conocida. La primera tentativa de Romaric André, el creador de seconde/seconde/, dentro de la Alta Relojería fue tan espectacular como efímera. Serán pocos los que recuerden Celsius, una pequeña compañía creada por unos jóvenes emprendedores interesados en combinar la moderna tecnología de las telecomunicaciones con la Alta Relojería tradicional. Aquella aventura se tradujo en un celular con un mecanismo relojero con tourbillon incluido. El dispositivo salió al mercado en 2009 y, con un precio de ventana al público de 250,000 euros, apenas logró fabricar ocho unidades antes del disolverse la empresa.
En su equipo de emprendedores estaban el propio André y un jovencísimo Edouard Meylan que años más tarde acabaría convertido en CEO de H. Moser & Cie. ¿Qué fue de Romaric André después de aquel divino fracaso? Aquel proyecto no salió adelante, pero André ya había mostrado su interés por el mundo del reloj, aunque fuera desde un punto de vista al principio amateur y más centrado en los vintage (“relojes con carácter e historia”, como él mismo puntualiza). En un momento surge la idea de crear un pequeño negocio de personalización de piezas antiguas centrándose en las agujas de los relojes. seconde/seconde/ crearía las suyas (algo nada fácil al principio, dado el mínimo número de unidades que necesitaba fabricar), personalizaba el reloj y lo entregaba acompañado de las agujas originales que había previamente desmontado.
El ‘outsider’ asimilado
El trabajo de seconde/seconde/ pronto comenzó a popularizarse en las redes sociales entre los aficionados relojeros. Con un diseño muy particular (iconografía pop, dibujos de 8 bits y mucho humor irónico), muy pronto surgieron las llamadas dentro de la industria para crear ediciones especiales de relojes actuales. Como es habitual, los primeros fueron los actores más rápidos de la industria: Maximilian Büsser, H. Moser & Cie y William Massena. Más tarde vinieron las colaboraciones con Timex, Lang y Vulcain, entre otras casas, hasta llegar a la más reciente con Frederique Constant.
La lista de clientes no ayuda a que Romaric encuentre un hueco en su agenda para contestar a nuestras preguntas. Después de mucho insistir, por fin tiene un rato para atendernos. Francés de origen, Romaric nos confirma que actualmente se dedicada por completo a seconde/seconde/. “Mi actividad se reparte entre la personalización de piezas vintage y la colaboración con firmas actuales que quieren sacar ediciones especiales. También trabajo de manera ocasiones como director artístico freelance. Aparte de estas ocupaciones, me gusta realizar collages y fotomontajes como una vía alternativa y más divertida de mostrar mis inquietudes artísticas”. De la primera da buena cuenta en su web. La faceta más artística es bien conocida por sus 29,400 seguidores en Instagram (@secondeseconde).
¿Construcción o destrucción?
En ambos casos, el estilo de seconde/seconde/ sugiere una transformación del reloj original en un objeto nuevo desde un punto de vista filosófico, aunque sin perder nunca su función original. En palabras del propio Romaric, “me considero una persona versátil en el trabajo, aunque sé que mis obras más conocidas son aquellas en las cuales parte de un producto existente y encuentro una manera de deconstruirlo. Mi interés en estos casos consiste en ir a la narrativa inicial del objeto y reconstruirlo desde una perspectiva original. Este estilo es mi modo de demostrar que las cosas no siempre son del modo en el que nosotros las vemos y que solo necesitamos cambiar un pequeño detalle para crear algo completamente diferente”.
La deconstrucción de la que nos habla Romaric tiene ciertos puntos en común con propuestas artísticas. Una rebelión de elementos conocidos para encontrar un nuevo enfoque que nos recuerda al artista inglés Banksy o, más lejanos en el tiempo, la Internationale Situationniste y su técnica del detournement; donde sus creadores tomaban fotografías de anuncios y fotonovelas y, con el simple cambio de los diálogos, aportaban a los dibujos una impronta revolucionaria y subversiva. “La comparación es muy halagadora por mi parte y la agradezco, aunque no me considero ni un artista ni un intelectual”, nos confiesa Romaric.
“La Internationale Situationniste tenía un componente político muy poderoso, con un argumento muy bien estructurado. Tengo muy claro que mi trabajo no va por esa línea. Me gusta dar la vuelta a los objetos para crear un mensaje irónico, pero eso no me convierte en un rebelde o un crítico del sistema. Me gusta transformar objetos y lo hago con placer y diversión, pero no me considero una persona con opiniones políticas muy profundas ni tengo el deseo de transformar la sociedad. Quizás sea que no tengo la ambición ni el coraje suficiente. Quién sabe”.
El humor, un arma de doble filo
Puede que la obra de seconde/seconde/ no busque una confrontación con los poderes de Estado como sí hacían los situacionistas, pero sí ha conseguido remover el tradicional mundo relojero al aportarnos una visión original de conceptos establecidos como la marca, la herencia o la funcionalidad.
Original y con un punto de humor. Romaric es consciente de esta singularidad de sus relojes y explica su importancia dentro de su trabajo. “El humor es para mí un arma de doble filo. Sin duda es un superpoder. Como dijo el escritor Romain Gary, el humor es ‘una declaración de dignidad, una afirmación de la superioridad del hombre sobre todo lo que le sucede’. Muchas veces he empleado el humor en mi vida como reacción a las decepciones cotidianas. Pero el uso constante del humor causa una normalización de su poder y acaba perdiendo el factor sorpresa cuando se abusa de él. Si te soy sincero, no quiero que el humor sea el sello personal que identifique mi trabajo”.
Un paseo por el museo
Entendemos las reticencias de Romaric André respecto al humor. A nadie nos gusta que nos tomen por el bufón de la corte (relojera), principalmente porque garantiza que nunca tomarán nuestro trabajo en serio. Pero es verdad que ese estilo irónico, unida a su indudable atractivo estético, ha hecho el trabajo de seconde/seconde/ muy popular en las redes sociales. “Claro, les otorgo un papel instrumental en los orígenes de seconde/seconde/”, nos cuenta Romaric. “Instagram era para mí un sitio donde experimentar y donde intentaba dar a conocer mi trabajo. Me gustaba la idea de mostrarlo y crear ruido en la comunidad relojera. Sinceramente, no sé cómo será las cosas en el futuro. Puede que mi amor por los bodegones no sea ya muy apropiado para el modo en el funciona esta red social. El tiempo dirá”.
Acabamos nuestra entrevista preguntándole cuáles son sus cuentas preferidas de Instagram y la respuesta no podía ser más acorde con el pensamiento del creador francés. “Sigo y me gustan una gran cantidad de cuentas relacionadas con el mundo de la relojería, pero me abstengo de dar muchos nombres para no parecer muy jerárquico. Digamos que me gusta mucho la del International Watchmaking Museum (@musee_mih). Es una cuenta estupenda para ver, ¡aunque lo mejor es acudir en la vida real!”