De correas y adicción a la personalización

La fiebre por las correas intercambiables permite hiperpersonalizar y economizar cuando nuestro reloj se convierte en muchos en uno.

Nos hemos vuelto adictos a la personalización. Desde el case del celular hasta las maletas —pasando por supuesto por los relojes—, queremos que nuestras pertenencias lleven “nuestro sello”, sin importar si son ediciones limitadas o productos fabricados en masa. Por supuesto esto no siempre es fácil de conseguir. Pero en la industria relojera, donde las personalizaciones pueden alcanzar niveles que rayan en el arte con piezas únicas, hay una solución más accesible. Algo que podríamos considerar una verdadera “economía de estilo”: tener un reloj con correas intercambiables. Un color para cada día. O incluso una transformación más “radical”, como llevar a un sport-elegant más a lo sport o a lo elegant con solo cambiar caucho o NATO por acero o piel.

Si bien las correas y brazaletes de los relojes siempre se han podido cambiar, el impulso de aprovecharlo al máximo es una tendencia reciente. Esto debido a que cada vez hay más materiales disponibles y a que los códigos estéticos de la moda y el lujo han abierto su espectro a más colores, texturas y estilos. A lo anterior se suma que cada vez más marcas crean sistemas propios para facilitarlo. Y con eso garantizan que las correas intercambiables del reloj pertenezcan a la misma casa. Así que es un capricho de expresión personal, pero también un nuevo e interesante negocio.


Jaeger-LeCoultre, en colaboración con Casa Fagliano, presentó sus correas de verano —hechas de lona y piel de becerro– en colores beige, arena, tostado claro, azul pálido y gris medio. Las hay en dos tamaños para adaptarse a los modelos Reverso Classic Medium, Reverso Classic Large y Reverso Tribute.
De no querer usar reloj de pulsera a desear todas las correas intercambiables

Recordemos que cuando los relojes de pulsera hicieron su aparición a finales del siglo XIX, no tuvieron aceptación inmediata en el mercado masculino. Hoy son el accesorio máximo para los hombres, pero de inicio se les consideró joyería femenina. Fue hasta después de la Primera Guerra Mundial que —al contar con la aprobación de militares, pilotos aviadores y automovilistas— los hombres comenzaron a comprender su practicidad y aceptarlos. Desde entonces la correa se convirtió en parte del statement de un reloj. Nos indica sus posibilidades de uso —¿es resistente al agua? ¿es formal? ¿es apta para practicar deportes?— y hasta el cuidado de detalle que se ha puesto en la manufactura de la pieza entera. Y ahora, con la tendencia de hiperpersonalización a full, un reloj con correas intercambiables resulta muy bien valorado. Un mercado que antes no imaginaba llevar una “pulsera” ahora padece una fiebre por ellas.

¿De qué hablamos cuando hablamos de hiperpersonalización?

Si bien en la relojería siempre ha existido este concepto ya que históricamente los relojeros han hecho piezas especiales para sus clientes, la personalización en productos que no son ediciones limitadas o custom-made es cada vez más popular. La casa consultora McKinsey prevee que la hiperpersonalización es una tendencia que crecerá aún más en los próximos cinco años, ya que los clientes exigen productos “únicos”, como si se trataran de un merchandising propio. Según un estudio de la plataforma de marketing Epsilon, el 80% de los potenciales compradores en línea de Estados Unidos son más proclives a realizar la compra si el producto ofrece personalización. Esto tanto en los productos como en las experiencias de marca. Por eso las posibilidades de dar un toque más personal al reloj con correas intercambiables se ha vuelto un área con cada vez más impulso. Un negocio paralelo que soluciona sin demasiadas complicaciones las ansias de expresión personal del cliente y el atractivo valor agregado que da el tener “varios relojes en uno”.

Las correas también son un accesorio de colección. El Speedmaster de Omega pone el ejemplo con sus correas de velcro de poliestireno conmemorativas. Hay en tejido negro, plateado o blanco.

IWC Shaffhausen ofrece el sistema intercambiable EasX-CHANGE que permite cambiarle el look al Big Pilot con correas de piel de becerro, caucho o acero. Cartier tiene el sistema patentado QuickSwitch y Hublot el One Click. Omega, Vacheron Constantin, Breitling y Audemars Piguet también ofrecen cada vez más correas intercambiables para darle más juego a un solo reloj.

Para facilitar los intercambios de correa en sus relojes, Hublot creó el sistema One Click, con el que cuentan sus modelos más nuevos como el Spirit of Big Bang Tourbillon 5-Day Power Reserve Carbon White.
¿Qué sigue en este camino de hiperpersonalización de los relojes?

Roger Dubuis dio un paso más allá con el nuevo Excalibur Spider Pirelli Automatic Skeleton. No solo se le puede cambiar la correa, sino que inspirado en la velocidad con la que se hacen los ajustes en los Pit Stop de las carreras de motor, invita a realizar un cambio total del look del reloj en segundos. Y es que también la corona y el bisel son intercambiables. Apostamos a que esto será algo que veremos con cada vez más frecuencia en la relojería. Piezas que además de su calidad técnica y estética la capacidad de adaptarse de la manera cada vez más minuciosa y detallada a nuestro estilo de vida.

El Excalibur Spider Pirelli Automatic Skeleton de Roger Dubuis pone el ejemplo de lo que sigue en la hiperpersonalización: ya no bastará con las correas. El bisel y la corona también pueden ser intercambiables.
Mónica Isabel Pérez

Sagitario cliché. Amante de los viajes y los estudios de lujo y tendencias. Me fascinan los relojes porque pienso que crear máquinas para contar el tiempo es una de las ambiciones más poéticas de la humanidad.

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