“Bomberg es un amante de la vida”

El chico malo de la relojería, Rick de la Croix, está de vuelta en México para presentar las últimas novedades de Bomberg en la Attila Convention 2018, llevada a cabo esta semana. Además de mostrarnos los más recientes diseños y locuras de su alma rebelde, Rick nos contó del creciente éxito de la marca, su nueva campaña publicitaria y hasta de la polémica Baselworld.

Tiempo de Relojes (TR): Bomberg ha crecido mucho en México, ¿no es así?

Rick de la Croix (RC): Sí, Bomberg es una marca suiza y México fue el primer mercado en el que lanzamos relojes, dentro de una campaña que abarcaba 40 países. El mexicano es un consumidor sin miedo, entonces responde mucho a la marca. Hay países más conservadores como Suecia, Noruega o Austria, donde la gente es más tradicional, pero México es más abierto, un país de alma y cultura. Eso nos ha dado gran éxito.

TR: ¿Este año viene Bomberg a SIAR?

RC: Lamentablemente no. El año pasado presentamos nuestro propio mecanismo y fue toda una experiencia, pues además presumimos nuestra relación con Harley Davidson. Espero un día podamos volver. Es que soy un camaleón: tengo otros planes, otras locuras. El SIAR es fabuloso para los amantes de los relojes y Bomberg es un amante de la vida, del lifestyle. Hicimos recientemente una alianza con gente de street art… es mi forma de hacer ruido de manera distinta.

TR: Sí, hay cuatro o cinco murales en México. ¿Están en otros países?

RC: Vamos a empezar. Es una campaña que llegará a todo el mundo. Creo que el arte callejero es algo que toca a la juventud, una comunicación rebelde. Hay formas de hacer graffiti, aquí fue con permiso, pero en otros países lo haremos distinto. Es lo que me gusta de emprender una acción. Hay un dicho en los negocios: “pueden hablar de ti bien o mal, pero el día que dejan de hablar, debes cambiar de profesión”. Mi plan es que hablen de Bomberg, bien o mal, pero que hablen.

TR: Hablemos de Baselworld. Bomberg tenía una casa aparte en Basel y después se movió al interior del hotel junto al pabellón de la feria. ¿Qué piensas de la salida de Swatch?

RC: Creo que no hay secreto: el mundo está cambiando, la globalización ha hecho el mundo más pequeño. El mundo relojero actual está controlado por cinco grandes grupos y dos o tres casas independientes. Es muy difícil para los independientes. Para Bomberg, al no tener todos los recursos de otras marcas, será difícil presentarse en Basilea. Nuestros clientes, mayoristas o minoristas, van por Rolex, Hublot o Patek sólo un par de días. Antes, cuando Basel tenía toda las marcas, venían una semana. Esto nos afecta. En efecto: compré una casa al lado de la feria por mi estilo rebelde, y lamentablemente he visto que los dos últimos años varios clientes, muchos de ellos amigos, me dicen: “lo siento Rick, vengo por Rolex, Hublot o Patek y me voy, porque el tiempo es dinero. Además escucho lo mismo siempre, me prometen cosas y no pasa nada”. Así que eso: el tiempo es dinero y para nuestros clientes es muy importante. Ginebra ha tomado un papel importante estratégicamente. La feria de SIHH en enero es increíble porque el 60% de consumo latino ocurre en octubre, noviembre y diciembre, igual que en el Caribe. Así que cuando llega Ginebra, ya tenemos toda la información, números y datos, además de entregar las piezas en marzo. En Basel, con las vacaciones de los relojeros suizos, se muestran relojes en marzo y se entregan hasta octubre o noviembre. Es un modelo que no sirve. La feria de Basel va a sobrevivir hasta que Rolex o Patek decidan irse. El día que digan que no van, no habrá más feria.

TR: ¿Crees que eso cambie el formato de feria a cosas más regionales o que desaparezca ese modelo de negocio?

RC: Las cosas han cambiado: hay razones económicas y estratégicas para ello. En Suiza se pelean mucho, no se hablan entre ellos, no trabajan juntos, etc. Al final ese es el resultado: Richemont por su lado, Rolex por su lado… Rolex va a seguir vendiendo fuerte sin Basel. Patek lo mismo. ¿Cuál es el futuro? Es una gran pregunta, sobre todo con la decisión de Hayek, una totalmente entendible, porque la feria ha abusado muchos años, igual los hoteles. Hoy los clientes ven el dinero de manera diferente. Nadie quiere viajar de Asia o México para gastar 10 mil dólares y que le repitan las mismas cosas.

TR: ¿El futuro está quizá en el e-commerce?

RC: Depende cómo evolucione el mundo del lujo. Creo que las flagships o boutiques de Hublot, por ejemplo, han tenido un gran crecimiento: imagen, presencia, la manera de atender al consumidor. El concepto de boutique en grandes ciudades ha tenido mucho éxito. El e-commerce para mí está más enfocado en la futura generación, los millennials, pero seguirán existiendo retailers o puntos de venta, siempre y cuando ofrezcamos experiencias. Esa es la clave. El futuro es la experiencia que puedas brindar, algo que lleve al cliente a decir: “puedo comprarlo online, pero la experiencia que me dan hace la diferencia”. ¿Para qué sirve un joyero si hoy puedes comprar por internet? En Europa hay gente que vende relojes y hace grooming y tatuaje o tiene un bar. Esa es la experiencia que exige el nuevo milenio. El retail clásico va a morir, la pregunta es cuándo.

TR: En ese sentido. México es más tradicional…

RC: Yo creo que sí, pero no tiene miedo de cambiar. Espero que la gente lo haga. La semana pasada estuve en Tulum y un amigo quiere abrir una concept-store donde venderá relojes de alta gama y ofrecerá ropa, joyas, servicio de bar. Ese es el futuro. Ahora, el reto de México es que el 60% son tiendas departamentales. El éxito ahí es la financiación y el crédito. Eso es más fuerte que ciertas experiencias. La gente, los hipsters o quien busque otras cosas, no consumirá en México sino durante algún viaje, así que quizá cada vez más mexicanos consuman relojes fuera del país.

TR: Miami es importante…

RC: Sí, es un termómetro. Yo tuve dos boutiques allá y el 90% de las ventas fueron de latinos que no encontraban piezas en sus países.

TR: Bomberg, además de nuevas piezas, sacó una línea de pulseras y accesorios, que se han vuelto tan populares como los relojes. ¿Trabajan las mismas personas en el diseño?

RC: No, tengo otro equipo que crea el estilo y trabaja los materiales. Cuento con alguien en Australia de quien me gusta mucho su trabajo como joyero. Él hace el diseño en plata y luego yo voy a supervisar el producto. Volvimos a una inspiración rebelde, como la edición escorpión, la serpiente, la edición calavera, que significa mucho para mí. Empezamos en 30 referencias y hoy tenemos casi 400 que han funcionado no sólo con el público relojero, sino con el joyero. El público joven tiene una nueva tendencia de usar joyería: cadenas, pulseras, etc.

TR: Y ahora sacaron una línea distinta al Bold, el nuevo BB-01.

RC: Sí. Sigue la versatilidad, pero con un deseo de cambio. El Bold 68 es un reflejo de mi alma, mis tatuajes, mi amor por las motos. El BB-01 es más para gente como mi hijo, quien hace skate, snowboard y no le gustan las motos: no le gustan el ruido ni el olor. Es un niño de 16 años, ecológico, así que me dijo: “quiero usar un Bomberg, pero no como el 68, pues hay otros locos que hacemos bike, snowboard, skate… quiero algo para mi mundo”. Esa fue la inspiración, pero respetando el ADN de no tener miedo, de gente que se atreve. Tenemos una nueva campaña con una mujer en el baño quien entra a maquillarse, saca una afeitadora y se rapa. Mujeres independientes y mujeres fuertes son parte del mundo Bomberg de hoy y mañana.

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