Un reloj es mucho más que un simple objeto para indicar la hora. Es capaz de hablar de nosotros, de cómo somos o cómo nos vemos ante los demás. También es un portavoz de nuestros gustos artísticos, aficiones o inquietudes intelectuales. Y, por supuesto, es el lienzo donde su creador plasma su visión del mundo. Pocas firmas han tratado esta faceta creativa de la relojería como lo ha hecho Louis Moinet en los últimos años. Lo hemos visto en las diferentes referencias que la casa ha lanzado a lo largo del año con la temática espacial. La última de ellas es el Louis Moinet Ad Astra, la expresión latina que podemos traducir como “hacia las estrellas” y que tan bien popularizó el genial Buzz Lightyear en la saga Toy Story.
Ad Astra es una obra de arte. Lo es por su realización y la calidad de sus acabados, de eso no hay duda. Pero su condición de obra artística reside sobre todo en su capacidad para traducir la inquietud intelectual de Jean-Marie Schaller, consejero delegado y director creativo de la casa. Schaller nos plantea aquí una historia de la búsqueda del hombre con su destino. En la parte superior de la carátula encontramos un tourbillon sobredimensionado cuya jaula simula una nave espacial realizada en titanio morado. En frente, el Planeta azul, el destino al cual se dirige: un espectacular zafiro de 3,92 milímetros de diámetro y trabajado con 16 planos y 208 facetas.
LA INFINITUD DEL ESPACIO EN UN RELOJ
Ambos elementos están en constante movimiento, aunque su posición opuesta nos asegura que la nave nunca alcanzará su ansiada meta. Toda esta escena de inacabada búsqueda del destino aparece suspendida, a una altura de 1,8 milímetros, sobre un lienzo de titanio negro. La referencia a la infinitud del espacio, y la soledad en la que se encuentra el viajero, no por obvia deja de ser menos sobrecogedora. La escena se nos aparece sobre un entramado de gran sofisticación técnica: una caja realizada igualmente en titanio negro sustentada sobre dos asas caladas y una carrura en acabado azul Moinet. Su apariencia con una nave espacial es evidente, al igual que ocurre con el movimiento de carga manual, visible a través del fondo transparente de la caja.
No es la primera vez que Louis Moinet emplea el calibre LM48. Hace dos años ya lo pudimos ver en el Spacewalker, el homenaje que la firma hizo hace dos años a Alekséi Leónov, el cosmonauta soviético que pasó a la historia por ser el primer hombre en realizar un paseo espacial, el 18 de marzo de 1965. Sin desmerecer aquella pieza, la puesta en escena del Louis Moinet Ad Astra con su sencillo y poético acabado en negro, acaba siendo más espectacular y eficaz que la del más tradicional Spacewalker. Todo un acierto de la casa.
Características técnicas
47.4 mm
Caja de titanio
30 m de hermeticidad
72 horas de reserva de marcha
Calibre LM48 de carga manual
21,600 alternancias a la hora
Edición limitada de 8 piezas