Richard Mille y Roger Dubuis compiten en el segmento de los hiperrelojes deportivos. Son muchos los aspectos que tienen en común ambas firmas. También diferencias, por supuesto. En este artículo trataremos de averiguar los vínculos que unen a estos dos grandes actores del mercado. ¿En qué se diferencian las dos marcas? Eso lo dejamos para el siguiente capítulo.
Nacieron casi a la vez
En ninguno de los dos casos hablamos de nombres centenarios. Tanto Roger Dubuis como Richard Mille son firmas de creación relativamente reciente, fruto de la fenomenal explosión que la relojería mecánica vivió a finales del siglo XX. La primera en aparecer fue Roger Dubuis en 1995. Uno de los fundadores fue el relojero que da nombre a la casa, un reputado maestro con una larga experiencia en la industria de Ginebra. Encontró en el empresario portugués Carlos Dias el socio perfecto para su aventura. Cuatro años más tarde aparecerá en el mercado Richard Mille. Este emprendedor francés había decidido tomar su propio camino tras una larga etapa como responsable de la relojería de Mauboussin. Su decidido carácter y la oportunidad de trabajar con las personas que ha conocido en los últimos años (Dominique Renaud, Giulio Papi y Dominique Guenat) le dan la confianza suficiente para emprender esta aventura.
Ambas son manufacturas
Está claro que tanto Roger Dubuis como Richard Mille desarrollan y fabrican sus propios mecanismos, aunque las dos casas siguieron caminos diferentes para alcanzar este estatus. Roger Dubuis ha sido una manufactura de pleno derecho desde el momento de su creación. De la fabricación de los primeros mecanismos se encargó el propio Roger Dubuis, mientras Carlos Dias buscaba la financiación para levantar su propia manufactura en Meyrin, a las afueras de Ginebra. Roger Dubuis presume de fabricar todos sus movimientos en su propia sede. Además de realizar mecanismos de gran complicación para otras firmas del grupo Richemont. Eso sí, sus nombres quedan protegidos por el secreto profesional tan característico del sector.
La conversión de Richard Mille en manufactura de pleno derecho ha sido un camino más largo y laborioso. En sus primeras referencias encontramos la magistral mano de Renaud & Papi en sus movimientos manuales. A la vez, estos maravillosos y complejos movimientos conviven con las versiones automáticas con movimientos modificados a partir de calibres de Vaucher. Con el paso del tiempo la capacidad productiva de Richard Mille ha ido evolucionando hasta alcanzar la excelencia que disfrutan la totalidad de sus referencias actuales.
Hiperrelojería para personas con carácter
Nicola Andreatta, el CEO de Roger Dubuis, ha tomado la inteligente decisión de usar el término hiperrelojería para referirse a sus piezas. En cualquier caso, este concepto ya podía aplicarse desde hace años a las creaciones firmadas por cualquiera de las dos marcas. En un sector que hasta entonces siempre se había caracterizado por la discreción, tanto Richard Mille como Roger Dubuis aportaron un estilo disruptivo que muy bien aceptado por los aficionados más jóvenes y acaudalados. En el caso de la firma ginebrina, era evidente la influencia de su promotor Carlos Dias, hombre de fuerte carácter con un muy ambicioso plan de crecimiento de la marca. También Richard Mille tuvo desde sus inicios un marcado interés por remarcar la espectacularidad de sus relojes, aunque en su caso siempre basó esta imagen en su relación con el mundo de la Fórmula 1, lo que nos lleva al siguiente punto.
Un Fórmula 1 en la muñeca
El deporte ha sido la base sobre la que Richard Mille ha asentado su larga trayectoria creativa. La originalidad en su caso fue convertir el reloj en un protagonista de primer orden, lejos de la imagen de invitado de piedra que había tenido hasta entonces. Fue un completo éxito de Richard Mille convencer a Felipe Massa para que llevara uno de sus tourbillones en los grandes premios de Fórmula 1. Hasta entonces nadie se había atrevido a poner un reloj de 100.000 dólares en la muñeca de un piloto. Richard Mille repitió esta fórmula con éxito en otros deportes de la mano de grandes figuras como Rafael Nadal (tenis), Bubba Watson (golf) o Yohan Blake (atletismo).
Aunque más tarde, Roger Dubuis también han encontrado en la industria automovilística el sostén técnico para sus creaciones más hiperbólicas. Primero fue con Lamborghini y más tarde con Pirelli. Sin duda ha sido esta decisión de vincular Alta Relojería con el automovilismo la que explica que los aficionados vean estas dos marcas desde un prisma parecido.
Tourbillones, muchos tourbillones
A Roger Dubuis se le dan bien los tourbillones. Hace años, Jean-Marc Pontroué, anterior CEO de Roger Dubuis (hoy a los mandos de Panerai), revelaba a este periodista que el Doble Tourbillon Volante era el mecanismo que representaba mayor facturación en ventas para la manufactura. De los 4,500 relojes que fabricaba en aquellos momentos Roger Dubuis, 500 de ellos estaban equipados con tourbillon. Gran parte de este éxito se debe a la buena aceptación que siempre ha tenido entre los aficionados su aplicación en la colección Excalibur. Se trata de un diseño esqueletado que la firma desarrolló en 2005 y que se caracteriza por la estructura en forma de estrella de sus puentes. Desde entonces ha estado en el catálogo de la casa.
Por parte de Richard Mille, basta decir que el primer reloj que comercializó (RM 002) era un tourbillon. Desde entonces han estado en el catálogo de la firma. Como curiosidad, Richard Mille nunca ha usado el tourbillon como una plataforma de lucimiento técnico. No encontraremos en sus relojes ningún mecanismo con dos o incluso con cuatro tourbillones. Nunca han sentido la necesidad de publicitarse con el tourbillon más grande, pequeño, rápido o lento del mercado. Incluso nunca se han pasado a la peculiar moda de los tourbillones tridimensionales. La excepcionalidad tecnológica de la marca siempre hay que buscarla en otros apartados del movimiento.