Un futbolista metido a relojero

Stephan Lichtsteiner, exjugador de la Juventus y de la selección nacional de Suiza, nos cuenta su experiencia como relojero, un viejo sueño que solo ha podido realizar una vez ha finalizado su etapa profesional en el fútbol. Lo ha visto cumplido de la mano de Maurice de Mauriac.

En qué puedes convertirte después de ser uno de los mejores futbolistas de la historia de tu país? Pues en relojero, que para eso hablamos de Suiza. Un pensamiento parecido tuvo que rondar la cabeza de Stephan Lichtsteiner cuando el año pasado abandonó el mundo de la competición. Se retiraba un soberbio defensa durante siete años titular de la Juventus de Turín y con 108 partidos jugados con su selección nacional. Por delante, la aventura de ser relojero. 

No tengo un recuerdo muy concreto de cuando empecé a interesarme por los relojes. Entiendo que fue algo gradual. Cuanto más en contacto estás con ellos, más pronto llegas a entender que son una obra de arte. 

Stephan Lichtsteiner en conversación con Massimo y Leonard Dreifuss. Ellos han tomado el relevo de su padre Daniel, fundador de esta pequeña firma radicada en Zurich.

Claro que recuerdo el primer reloj que me compré con mi salario de futbolista. Fue un Panerai. 

No creo que los futbolistas tengan nada en especial que los lleve a interesarse por los relojes en comparación con el resto de las personas. En este caso hablo por mí, alguien que al que siempre le gusta ir acompañado de un bonito reloj y que siente fascinación cuando descubre la complejidad de sus maquinarias. 

Siempre me he considerado una persona abierta a las nuevas experiencias. No podía hacerlo en mi etapa de futbolista porque estaba centrado al 100% en mi profesión, pero todo ha cambiado ahora que tengo tiempo para observar y aprender de temas que me interesan, y los relojes es algo que siempre me ha apasionado. Además, desde hace tiempo buscaba una actividad para demostrar a mis hijos que su padre sabe hacer más cosas aparte de pegar patadas a un balón de fútbol. 

Hace tiempo que entré en contacto con Maurice de Mauriac por unos amigos comunes. Los hermanos Dreifuss me enseñaron sus relojes, nos caímos bien, empezamos a hablar y surgió la oportunidad de hacer algo juntos. Y así fue cómo empezó esta aventura. 

De Maurice de Mauriac me gusta que sea una empresa familiar. Actualmente la dirigen los hermanos Massimo y Leonard Dreifuss acaban de dar el relevo a su padre Daniel, quien fundó la firma en 1997. Otro punto a favor es que está en Zúrich y siempre ha estado muy vinculada a esta ciudad [Lichtsteiner inició su carrera de futbolista en el Grasshopper, el equipo más importante de Zurich]. Además, me gusta mucho la idea de trabajar en un equipo pequeño en competencia con los grandes nombres. 

Durante seis meses he sido un aprendiz en el taller de Maurice de Mauriac. ¿Temor por no hacerlo bien? Bueno, según te haces mayor van ganando confianza en ti mismo, así que afronté el reto sin miedo. También ayudó que son un equipo pequeño y saben crear un ambiente muy agradable. 

Me gustan los relojes, pero llevar un reloj que han montado tú mismo es otro nivel. Me ha encantado la experiencia. Claro que me gustaría seguir en este mundo, pero todo lleva su tiempo. ¿Crear mi propia marca? Por ahora no entra en mis planes. Ahora estoy en la etapa de aprendizaje. Después, quién sabe. No estaría diseñar alguna edición especial. De ser así, no estaría mal que fuera con Maurice de Mauriac. 

Maurice de Mauriac ha recogido la etapa de aprendizaje de Stephan Lichtsteiner en el taller de la firma en una pequeña serie de videoblogs que pueden consultarse en su página web.

Andrés Moreno

Decía Antonio Machado que el hacer las cosas bien importa más que el hacerlas. Me he guiado por esta máxima durante casi veinte años que llevo escribiendo de relojes. En mi mano está hacerlo del modo más ameno posible.

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