El affaire mexicano de Louis Moinet

Louis Moinet es una firma que nunca oculta su amor por México; esta vez lo demuestra con un reloj dedicado a Chichén Itzá.

«La ciudad al borde del pozo de los Itzáes», que es lo que significa su nombre, es una de las ciudades más impactantes de la cultura maya. No sorprende, por tanto, que Louis Moinet —una firma que siempre ha dejado claro su amor por México— quisiera dedicarle un reloj a Chichén Itzá. Por supuesto es una pieza estrambótica, algo a lo que ya nos ha acostumbrado el CEO y director creativo Jean-Marie Schaller, quien decidió utilizar este reloj como anuncio de sus próximas creaciones.

«Estoy complacido de presentar el nuevo concepto: Wonders of the World». Se trata de una colección que rendirá tributo a las Siete maravillas del mundo. Aunque no ha aclarado si se abarcarán las del mundo moderno y el antiguo, por ahora se sabe que serán ocho modelos los que conformen a esta nueva familia. Recordemos que Chichén Itzá fue nombrada una de las Siete maravillas del mundo moderno en 2007 junto a la ciudad de Petra, el Taj Mahal, Machu Picchu, el Coliseo de Roma, la Gran Muralla China y la estatua de Cristo Redentor en Río de Janeiro. Así que hay pistas de lo que se avecina, aunque nadie es capaz de adivinar lo que Schaller imagina.

La nueva colección se presentó en coyuntura con el anuncio de la alianza de Louis Moinet con la Fondation de la Haute Horlogerie. Jean-Marie Schaller considera esto un privilegio ya que siempre ha admirado el trabajo de promoción y preservación de la Fundación. «Impulsar la alta relojería es la misión más bella», asegura.

Pero hablemos del reloj Louis Moinet para Chichén Itzá…

Ya hemos dicho que se trata de un reloj extravagante. Y, por supuesto, está hecho con los mejores materiales en las manos de artesanos dedicadísimos. Ahora, dividamos la esfera de este reloj Louis Moinet inspirado en Chichén Itzá en dos partes. En la superior podemos ver la edificación más emblemática de la ciudad maya (que también fue centro ceremonial): el templo de Kukulkán, al que los conquistadores españoles llamaban simplemente «El Castillo». Ahí, en el siglo XII d. C. se rendía tributo a la Serpiente Emplumada, deidad famosa por su nombre en náhuatl, que es Quetzalcóatl, pero que para los mayas itzaes llevaba el mote de Kukulkán. La gran fama que ha adquirido el templo en la actualidad se debe a que gracias a su precisa alineación y a los estudios astronómicos realizados por los mayas, es posible ver —durante los equinoccios de primavera y otoño— una sombra con forma de serpiente que baja la escalinata. Un fenómeno que puede disfrutarse solo cinco días en esas transiciones estacionales y que ha fascinado a gente de todo el mundo. Como a Jean-Marie.

En esa parte superior del reloj vemos el templo grabado en oro, con la crestería y las escalinatas en jade de Myanmar. El jade fue una de las piedras más utilizadas y apreciadas por los mayas, razón por la que no podía faltar en este reloj. La pirámide está rodeada de 96 rubíes que la separan de un juego arcoíris de zafiros que parecen formar el cuerpo de la Serpiente Emplumada ya que, en la parte inferior vemos dos rostros de perfil que parecen una interpretación de Kukulkán. Curiosamente, la figura de la serpiente de dos cabezas recuerda a Maquizcóatl, aunque esta pertenece al imaginario mexica.

¿Inframundo o pasión por el cielo nocturno?

La parte inferior del reloj está hecha de aventurina, un efecto de cielo nocturno que refiere a las creencias sobre el inframundo. Aunque, siendo los mayas de los mejores astrónomos del mundo prehispánico, los mexicanos tenemos derecho a creer que esa es la verdadera relación con los bellos efectos de esta piedra. Ahí contrastan los dos rostros de oro que enmarcan un tourbillon espectacular. No por nada, ganador de la pasada edición de la Competencia Internacional de Cronometría. Una maravilla del mundo de la relojería.

La caja y las asas de oro rosa de 18 quilates están grabadas con elementos geométricos tomados de la arquitectura maya, aunque de manera aislada. Lo cierto es que incrementan el efecto místico de este reloj de Louis Moinet dedicado a Chichén Itzá que, por supuesto, es una pieza única. —Mónica Isabel Pérez

Características técnicas
Caja de oro rosa de 18 quilates de 47 mm
Movimiento manual
Horas y minutos
Reserva de marcha de 72 horas
Pieza única

Mónica Isabel Pérez

Sagitario cliché. Amante de los viajes y los estudios de lujo y tendencias. Me fascinan los relojes porque pienso que crear máquinas para contar el tiempo es una de las ambiciones más poéticas de la humanidad.

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