La última maravilla de la colección Alpine Eagle

Este Alpine Eagle Flying Tourbillon de Chopard es el primer reloj de la colección con complicación distinguido con el Punzón de Ginebra

El último Alpine Eagle cuenta con una estética muy particular: caja estilizada, corona grabada con la rosa de los vientos, bisel con ocho tornillos funcionales e inscripción ‘Chronometer’ (COSC). La línea sport-chic de Chopard amplía su oferta de complicaciones con un modelo dotado de tourbillon volante. Tras un cronógrafo con flyback y un calibre de alta frecuencia, el Alpine Eagle Flying Tourbillon es el primer reloj de la colección con complicación distinguido con el Punzón de Ginebra. Es la última maravilla de la colección Alpine Eagle.

Hace ya casi 40 años, Karl-Friedrich Scheufele, co-presidente de Chopard, diseñó el primer reloj de acero de la firma, de nombre St. Moritz, cuya producción a lo largo de 15 años fue de 50.000 piezas. Hace tres años nació el Alpine Eagle, inspirado en la cuna de las vacaciones alpinas de la jet set. Hoy, su última evolución, Alpine Eagle Flying Tourbillon, es uno de los muy pocos relojes con tourbillon volante que portan la doble certificación de Cronómetro y Punzón de Ginebra. Su caja de 41 mm y su brazalete integrado han sido realizados en Lucent Steel A223, una aleación exclusiva y ultrarresistente de brillo extraordinario. 

Calibre ultrafino

Realmente muy bella la esfera texturada (azul Aletsch), que ofrece a las 6 horas el tourbillon transparente y ligero que proporciona al conjunto del reloj un carácter elegante y personal. Resultado de los desarrollos del primer calibre de Chopard Manufacture (el L.U.C 96.01-L de 1997), este calibre L.U.C 96.24-L es de un grosor similar: unos reducidos 3,30 mm. Gracias a este movimiento ultraplano, la caja del Alpine Eagle Flying Tourbillon tiene solo 8 mm de altura y los flancos y el bisel son más estrechos en comparación con el Alpine Eagle Large clásico, ofreciendo una abertura más amplia sobre la esfera.

El calibre L.U.C 96.24-L está equipado con una función de parada de segundos que permite una puesta en hora precisa, una rara característica en los tourbillones. Sobre la jaula del tourbillon está situado el segundero pequeño, cuya aguja ha sido cuidadosamente cubierta de SLN X1 por los artesanos de la manufactura. Gracias a la tecnología Twin de dos barriletes superpuestos, el  movimiento con microrrotor de oro de 22k garantiza 65 horas de autonomía de marcha. Todo el proceso de manufactura de Chopard está verticalmente integrado, así que la firma ensambla internamente todos los componentes de su colección Alpine Eagle, desde el movimiento hasta la caja pasando por el brazalete. Diseño depurado y mecánica sofisticada.

Ricardo Balbontín

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